Luis Díez
La cuestión de fondo del Comité Federal del PSOE celebrado el sábado
era la preparación del congreso del partido y la batalla interna para
sustituir a Pedro Sánchez y depositar el liderazgo en manos de la dirigente y presidenta andaluza Susana Díaz.
Cierto es que el principal foco del debate interno siguió centrado en
los límites y condiciones marcados el 28 de diciembre para alcanzar un
acuerdo de gobernabilidad con Podemos y los nacionalistas, y ya es
sabido que para vencer las resistencias de Díaz y los presidentes
autonómicos alineados con ella, Sánchez apeló a las bases del partido y
anunció su decisión de someter a referendo interno cualquier acuerdo que
pueda alcanzar “a derecha e izquierda”. Fue una jugada maestra: tapó la
boca a los barones, a los consejeros de la vieja guardia y ganó tiempo.
Si en la metáfora orteguiana los árboles
y el bosque son la misma cosa, aunque los árboles impidan ver el
bosque, en el Comité Federal socialista ocurrió otro tanto. El bosque es
el proceso congresual en el que Díaz ya ha informado a sus partidarios
en Andalucía y a los secretarios generales de otras federaciones
(también a algunos miembros de la Ejecutiva) que optará a la secretaría
general para relevar a Sánchez. La batalla entre los árboles comenzó la
noche del viernes, cuando la Ejecutiva intentó acordar la fecha del
congreso con los responsables de organización de las federaciones. La
reunión “entró en un bucle” del que no había manera de salir. Sánchez y
su mano derecha, César Luena, proponían aplazar el
congreso –que toca a finales de febrero– hasta el mes de junio, una vez
resuelto el problema de la gobernabilidad. Pero los barones presionaban
para convocar el cónclave en abril. Su perspectiva del bosque era
distinta y no soltaban la motosierra.
¿A qué visión e intereses respondían los planteamientos de Díaz, Ximo Puig –que mantuvieron un largo encuentro en una cafetería cercana a la sede de Ferraz–, el asturiano Javier Fernández, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García Page,
quien por ser miembro de la Ejecutiva se abstiene de intervenir y
discrepar de Sánchez ante el Comité Federal? Todos los consultados por
este cronista coincidían en que el desbloqueo de la gobernabilidad
vendrá dado por la convocatoria de unas nuevas elecciones generales.
Ninguno cree que pueda haber un pacto duradero. No salen las cuentas,
repetían calculadora en mano.
Los “matemáticos de lo imposible” dan por supuesto que a Pablo Iglesias, al que citan por sus dos nombres (Pablo Manuel)
para diferenciarlo del Abuelo y fundador del PSOE, no le interesa
pactar sino seguir fagocitando el voto socialista. Y aunque pudiera
aceptar la condición previa de renunciar a la consulta en Cataluña, el
acuerdo con Sánchez tampoco saldría adelante sin la abstención de los
nacionalistas catalanes (ERC y DiL) o la “impensable” del PP. Y otro
tanto sucedería si Sánchez y el dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera,
llegaran a alcanzar un pacto de investidura y de gobierno. La
conclusión es clara: el desbloqueo solamente puede llegar de la
convocatoria de nuevas elecciones, el escenario previsto y anunciado por
el presidente en funciones, Mariano Rajoy, convencido de que le beneficia a él, a su partido y a la “estabilidad” de España.
Y con esta perspectiva del bosque, la batalla entre los árboles sobre
la fecha congresual se convirtió en algo decisivo. El secretario de
organización, Luena, dio por concluida la reunión la noche del viernes
sin fijar fecha. Díaz reunió a sus huestes andaluzas la mañana del
sábado en el patio de la sede de Ferraz y les anunció: “Listos para
votar”. Luena cedió: “Vale, las primarias para elegir líder o lideresa
el 8 de mayo” y el congreso el 21 y 22 del mismo mes. Para entonces ya
se conocerá la solución al bloqueo: nuevas elecciones –o eso creen los
adversarios de Sánchez– y quien ocupe la secretaria general del PSOE
será candidato a la presidencia del Gobierno.
En Ferraz ya han comenzado a hacer cuentas. La presidenta andaluza, a la que llaman la sultana,
ganaría ampliamente en su federación, la más potente y numerosa. “Tiene
el 25% de las acciones de la empresa”, dice irónicamente un miembro de
la Ejecutiva, quien añade que podría sumar el 60% del voto de los
valencianos, el 50% en Madrid y más del 70% en Castilla-La Mancha y en
Asturias. Pero dudan de que pueda ganar en las demás federaciones, donde
Sánchez obtendría un resultado similar al de hace dos años. Aunque
Sánchez, al que insisten en llamar Pedro el breve está dispuesto a
la batalla, los partidarios de Díaz confían en que tenga la amabilidad
de retirarse si fracasa en sus intento negociador con C’s, Podemos, IU y
PNV para ser investido presidente y hay que ir a las elecciones.
CUARTO PODER
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