Lazarillo
Para este Lazarillo es un honor contar en DdA regularmente con los artículos de Antonio Aramayona, al que varios medios de información han pretendido censurar su palabra libre y crítica. Por eso hoy me he sentido muy emocionado al leer la presentación que en su día hizo su hija, Begoña, con veinte años, del libro que he tenido el gusto de leer hace unos meses y que, como dice Antonio, en la nota al pie del recuerdo que hace hoy en su blog La utopia es necesaria, fue presentado hace algunos años
en el
Instituto de Secundario zaragozano "Goya". El libro se titula "Del amor y otras
soledades", como aquella película de Basilio Martín Patino. "Lo presentaron entoces Miguel Ángel Liso, hasta hacía poco tiempo director de El Periódico de Aragón, Sergio del Molino, buen escritor,
periodista y novelista, y Begoña, mi hija. Leyó esta cuartilla y me he
quedado embelesado al releerla hoy.
Aún existe el reportaje sobre aquella presentación en http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/aramayona-analiza-multiples-facetas-amor-ensayo_500969.html".
No es muy buena la foto de acto, pero valga también como referencia.
Begoña Aramayona
A mí
me gustaría comentar aquí cuál fue mi experiencia al leer el libro siendo hija
de mi padre….
Tras
leer el libro de mi padre en el que habla del amor, de las emociones, de la
sentimentalidad y la emocionalidad, lo primero que hice fue tomar aire. Tenía la sensación de que había leído sus palabras
con el corazón en un puño... tal vez porque en sí el contenido, a mi gusto, y
no es porque sea mi padre, me sobrecogió, me emocionó (orgullosa de que me
emocionara, por cierto), despertó en mí una tormenta de sensaciones que podría
resumir en "joder, qué bonita puede ser la vida".
Al mismo tiempo, me di cuenta de que era mi padre, MI padre, la persona que me estaba regalando palabras e ideas tan bonitas, tan puras, tan inocentes. Mi padre, ese hombre que de pequeña me imponía cuando yo miraba desde abajo, que pinchaba con su barba cuando le daba un besito y que me leía (cuando aún yo no podía hacerlo sola, y cuando podía también) el cuento de la cerdita que se gusta tal y como es, con hocico y rabo.
Al mismo tiempo, no sólo me percaté de que era mi padre el que me hablaba cuando yo conmocionada leía y leía, sino que todo lo que en este libro se decía, todo lo que este libro refleja, es lo que es en sí mi padre, y lo que yo, durante años y años, en situaciones diferentes, con diferentes edades, a diferentes perspectivas según iba creciendo, he vivido e interiorizado día a día. Me he sentido regalada, no en el sentido de ofrecerme como regalo, por supuesto, sino en el sentido de recibir un enorme tesoro, materializado ahora en forma de libro, pero constante y eternamente recibido implícita y explícitamente desde que soy pequeña.
Y más aún, podría deciros también que, en la medida en que las condiciones lo permitieron, mi padre ha sido coherente en su forma de vivir con todo lo que dice en este libro. Es una persona valiente, emocional, apasionada y además, por qué no decirlo, muy inteligente (sin que esto sea una forma de pretender situar a mi padre por encima de nadie. Jamás haría tal cosa, sobre todo porque sé que él se siente y vive radicalmente en contra de este supuesto). Sé, y lo sé porque lo veo, lo siento y lo vivo, que si algo no genera mi padre es neutralidad precisamente porque él, orgulloso (y orgullosa yo también) no lo es en absoluto. Precisamente porque, si algo es cierto, es que mi padre jamás ha pasado superficialmente por la vida. Ha dado la vida en cada cosa que hacía, en cada proyecto, en cada asociación o grupo político al que pertenecía, en cada artículo, en sus dos hijos (nosotros, Javi y yo) y en cada relación amorosa, en cada amor brindado y regalado. Esto es lo que le hace ser profundamente coherente con todo lo que se dice en este libro: la entrega total y absoluta a la vida, a la pasión y al amor.
Este libro no es un discurso vacío en el que se relatan ideas o pensamientos neutros. Este libro contiene a mi padre, su ser, su esencia, lo que es corpórea y acorpóreamente, como el amor. Y en la medida en le contiene a él, me contiene también a mí, como su hija. Me siento profundamente afortunada de que este libro me contenga en materia y forma, y me siento afortunada de que otras personas también se vean influidas y atravesadas por sus pensamientos y por su visión de la vida en la medida en que te cruzas con ellas. Y qué dulce y enriquecedor es sentirme así de atravesada. Qué maravilloso es que tu padre te haga sonreír de la forma en que tú lo haces cada vez que pienso en ti, especialmente en momentos tan emotivos como éste. Y qué bien poder hablar emotivamente contigo. En resumidas cuentas, qué bien, papi.
DdA, XII/3187
2 comentarios:
Gracias de corazón, amigo Lazarillo, por este detallazo, uno más, que brota de nuestra amistad.
Compatimos amores de padre también, amigo Antonio, y qué fuertes son...
Publicar un comentario