Algunas personas con almas cándidas, ignorantes, pacatas o
simplemente malintencionadas, retorcidas, groseras o simples se han
“indignado” (expresión de la que se usa y abusa hasta la saciedad en
nuestros tan simplistas medios de comunicación), se ha sentido ofendidos
por uno de los vídeos de campaña realizados por el candidato de UP-IU,
Manuel Orviz. En él, el candidato habla con Rubén Menéndez, un ciudadano
de Piedras Blancas, de más de 30 años de edad, Síndrome de Down, que
fue alumno de Orviz hace años y que, entrevista, vídeo y campaña aparte,
es habitual votante de IU porque como él mismo dice en el vídeo:
“Manolo es el mejor”, una razón tan impepinable para votar a alguien,
casi la única que debería valer. Sin ambages, sin paliativos, sin
debates soporíferos, sin estadísticas, ni encuestas. Rubén hizo esas
declaraciones sin guión, sin orientaciones previas, sin prejuicios y con
el único afán de decir que su amigo Manolo es el mejor. Y claro que
para Rubén Manolo es el mejor, porque es su amigo, porque confía en él
sin conocer su programa, y porque durante un tiempo de su vida quiso y
cuidó a Rubén en primera persona. “Manolo me quiere mucho”, dice Rubén
en otro momento de la entrevista. ¿Algún candidato ha hecho algo tan
personal por cualquiera de nosotros y aún así le votamos sin conocerle
de nada? ¿Hemos sido capaces de querer a algún candidato, de sentir por
él afecto personal? ¿Le parece que las razones de Rubén para votar a
Orviz son menos válidas que las suyas para votar a quien sea? ¿Hay que
esconder al Síndrome de Down porque no es estéticamente adecuado en el
spot, o porque sus derechos civiles no tienen el mismo valor que los de
Bertín Osborne cuando cada noche manipula sin empacho con un fondo de
risas enlatadas y sonrisas cómplices? Una sola frase de Rubén hablando
de su amigo Manuel Orviz y pidiendo el voto para él encierra más verdad,
inocencia y convencimiento que todas las estrategias electorales de
manual en la que artistas, futbolistas, o estrellitas varias de medio
pelo piden el voto para quien sea con muy poco convencimiento y, a
veces, cobrando por ello de forma directa o indirecta.
¿No es te el país de las oportunidades? ¿No es la igualdad el
objetivo que tanto cacarean los candidatos? ¿No se trata de normalizar
la presencia de los discapacitados en TODOS los ámbitos de la sociedad?
Entonces, ¿qué hay de irregular o despreciable en el vídeo de Rubén?
¿Que pida el voto para IU en vez de hacerlo para el PP? Ahora que ya
queda feo esterilizar a los discapacitados, ¿es la alternativa capar sus
derechos de opinión y votación? ¿Fascismo sutil y políticamente
correcto?
Rubén tiene derecho a opinar y a votar, y a ser un ciudadano al 100%,
a no quedarse escondido y a salir el día 20 de su casa, con sus
papeletas y su ilusión a depositarlas en la urna. Tengo un hijo Síndrome
de Down de 28 años para quien votar es una de sus máximas ilusiones.
Así que sé muy bien de qué hablo y también sé de qué hablo cuando digo
que es cruel, mezquino y casposo tratar de esconder las opiniones de
estos ciudadanos españoles (patriotas, por cierto, ahora que tanto se
lleva el patriotismo) so capa de extrañas razones en las que se mezcla
la mojigatería, el oportunismo y una ancestral costumbre de encerrar a
los tontos en los desvanes porque dan vergüenza propia y ajena.
Rubén es un pionero, uno más de los hijos de un dios menor a quienes
la historia les reserva de vez en cuando la oportunidad de poner el dedo
en las llagas más sucias de esta sociedad que dice quererles tanto pero
prefiere usarlos de florero y estampita, sin voz y sin voto.
Artículos de Saldo DdA, XII/3158
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