miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL DISCURSO DE SOFÍA CASTAÑÓN AYER EN OVIEDO


Félix Población

Esperemos que alguien lo destaque, pasado el tiempo. Que ayer, en Oviedo, la joven candidata al Congreso por Podemos, Sofía Castañón, elaboró y dijo uno de esos discursos que se adentran en la escucha con la cercanía y calidez de las palabras vivas -propias además de quien es poeta-, criadas y creadas con el valor y la cualidad de quienes se entregan a la política a partir de un convencimiento sentimental e intelectual de su razón, una razón que se le enciende en la voz, llena de respeto y afable solidaridad con quienes la escuchan. Se lo dije ayer a Sofía antes del mitin, ante su recelo de que ese respeto se conviertiera en miedo ante la responsabilidad de hablar a tanta gente. Sólo la falta de inquietud sincera lleva aparejado el temor o el miedo, le dije, parafraseando a un olvidado pedagogo gijonés, Ernesto Winter Blanco, fundador del Orfanato Minero, vilmente asesinado junto a su hijo por la dictadura franquista. Winter escribió en 1923 un magnífico Elogio de la inquietud. En ese libro escribe su autor que la inquietud más alta es la inquietud ciudadana, propia de los que se afana por el bien común. No tengo ninguna duda de que de esa pasta es la inquitud de Sofía y de que quien mejor la conoce es su madre, la excelente escritora Laura Castañón. Por eso transcribo lo que nos cuenta: "Es un mitin. Hay quien puede adorar a Podemos, y quien puede detestarlo, ya lo sé. Incluso con argumentos para ambas cosas (eso algunos, otros ni para bien ni para mal, pero entra en lo lógico y esperable también). Pero lo incluyo aquí porque ayer el discurso de Sofía me emocionó, y siendo su madre, oye, pues lógico, ¿verdad? No lo pondría de no ser así. Lo pongo porque vi a gente emocionarse y llorar. Y porque oí muchas voces que decían por fin alguien que dice bien las cosas. Alguien a quien creer". 

DdA, XII/3158 

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