Hay preguntas esenciales que San Díaz Fernández debería responder:
¿tiene papeles ese ángel? ¿Dispone de contrato de trabajo y titulación
de aparcacoches?...¿Tiene Rato otro ángel que en su caso se llamaría
PePé?
Ramón Lobo
Nunca me gustó el ministro llamado Jorge Fernández Díaz. Me
repele su manera atrompiconada de hablar, como si le fallaran las pilas o
las conexiones eléctricas. También me repele el contenido de la mayoría
de sus mensajes dictados desde ese tam-tam interior cuyo ritmo no
entiende ni dios, literalmente. Cuando ve una marabunta de yihadistas
encaramada en la valla de Melilla sé que él y su jefe Mariano andan en
apuros. Lo suyo son las maniobras de distracción.
La beatitud excesiva puede ser una cortina de humo; hay personajes
reales y literarios que blanden la rectitud desmedida como un escudo,
una capa de invisibilidad. Existen casos -no en este ministro, claro;
cuidado Lobo con la ley mordaza- que detrás del olor a agua bendita se
esconden seres retorcidos dados a los vicios más sórdidos e
inconfesables.
Sabemos que este Fernández besa las estatuas y pone medallas en el
pecho de las vírgenes de escayola; también que dice ante el cadáver de
un amigo recién difunto, “qué suerte tiene: ya está ante él”, entiéndase
dios. Todo esto tendría un pase cómico si el de la presunta pedrada no
fuese ministro de nuestra seguridad.
Me preocupa la última confesión del ministro santo, que dice tener de
un ángel de la guarda llamado Marcelo que le ayuda a aparcar. No sé si
se trata de una ocurrencia, es fe auténtica o un truco para ganar votos.
Ya escucho a su jefe Mariano prometiendo un ángel de la guarda por
español si gana las elecciones cuando todo el mundo sabe que ya tenemos
uno compartido y se llama Cristóbal (Montoro) y de ángel tiene poco.
Hay preguntas esenciales que San Díaz Fernández debería responder:
¿tiene papeles ese ángel? ¿Dispone de contrato de trabajo y titulación
de aparcacoches? ¿Por qué necesita el ministro un ángel que detecta los
huecos para aparcar el coche cuando el ministro viaja en coche oficial
con chófer y escolta y estaciona donde le sale de los huevos? ¿No nos
estará tomando el pelo con su rectitud? ¿Estuvo Marcelo en la reunión
con Rodrigo Rato? ¿Tiene Rato otro ángel que en su caso se llamaría
PePé? ¿Es como se viborea en las redes sociales el propio ministro el
ángel de la guarda de Rato? ¿Hablamos de un trío o un cuarteto medio
angelical? ¡Queremos saber!
Veo al PP con un último lema a la desesperada: “Vota Marcelo”. Feliz viernes.
DdA, XII/3153
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