lunes, 9 de noviembre de 2015

TANGO DE LA VIDA, POR EMILIO SILVA

Emilio Silva

Pisarla sin moqueta, sin suela, sin plantilla, su espacio es una ruta que exige pies desnudos, los poros de las plantas sabrán de sus pasiones, aunque a veces los pasos se conviertan en nudos. Comerla sin envase, sin plato, cruda y simple, como comen los sueños realidades de plomo, que vague su textura por el tiempo intestino, que es bueno digerirla sin saber qué ni cómo. Mirarla sin cristales, sin lentes, sin lentillas, mirarla sin rodeos, tampoco de reojo, que atrapen las pupilas su mágica provincia, que sepan de su noche, su luna, su despojo. Amarla sin temores, sin miedo, sin recelo, crecer en su universo, en su mota de polvo, es frágil y resiste, es dulce y necesaria, y aunque a veces nos cueste hay que dárselo todo.

DdA, XII/3125

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