viernes, 6 de noviembre de 2015

LA SANIDAD PÚBLICA NO DEBE ESTAR A EXPENSAS DE CARROÑEROS Y DEPREDADORES

 
David Cameron se disculpaba este pasado mes de junio ante sus compatriotas por las graves negligencias que habían surgido por los recortes en el sistema sanitario británico (20.000). En España es imposible saber cuantos pacientes fallecen por las mismas causas.
Ana Cuevas
 
El bueno de Capone y su "familia"  sí que sabían cómo quitarse de en medio algún problema. Solo tenían que hacer que pareciera un accidente. Crearon una escuela que muchas organizaciones e instituciones, en principio no criminales, adaptaron rápidamente para despacharse a los elementos desestabilizadores. Los soplones, las gargantas profundas o los chivatos, como ustedes quieran llamarles, son considerados traidores por morder la mano que les da de comer. A las mafias, de cualquier pelaje, no les gusta que nadie saque los muertos del fondo de los armarios. Tendrán miedo a verse señalados por sus esqueléticos dedos. O a las posibles demandas judiciales por responsabilidades. En cualquier caso, el manual de cabecera de la Camorra aconseja que, el que cante la traviata, sufra algún tipo de accidente "fortuito" que le haga cerrar el pico para siempre.
Sucede con los compañeros de mantenimiento del Miguel Servet, Justo y Armando, que ganaron al SALUD una sentencia que sirvió para estabilizar laboralmente a muchos trabadores y trabajadoras de la sanidad aragonesa. Ahora son "accidentalmente" expedientados y, de paso, se envía un aviso a los navegantes que quieran batirse el cobre en las procelosas aguas sindicales. Si alguno se sale del guión, como  pasó con los compañeros de CNT, se puede despertar junto a una cabeza de caballo o un expediente disciplinario pillado por los pelos. La pena de muerte laboral también acojona lo suyo. 
El jefe de cirugía cardiaca del hospital Vall d´Hebron  ha sufrido otro eventual "accidente" laboral y ha sido destituido de su cargo, al parecer, por no haberlo renovado y estar ahora fuera de plazo. Una circunstancia que Manuel Galiñanes niega asegurando que tenía tiempo para ello hasta enero del 2016. Como algunos no dan puntada sin hilo, si tiramos del hilo de esta destitución nos encontramos con las declaraciones que el médico hizo recientemente a los medios de comunicación aseverando que los recortes en sanidad matan. Explicó que dos de sus pacientes fallecieron esperando un quirófano que, por cuestiones crematísticas, permanecía cerrado durante el verano. Pero, ¿es que acaso el doctor Galiñanes reveló algo misterioso que no fuera de conocimiento público e internacional?

David Cameron se disculpaba este pasado mes de junio ante sus compatriotas por las graves negligencias que habían surgido por los recortes en el sistema sanitario británico. Explicó que esto había producido la muerte innecesaria de , al menos, 20.000 pacientes.
En España es imposible saber cuantos pacientes fallecen por las mismas causas. Mientras en Reino Unido se han llevado a cabo cinco investigaciones para esclarecer este turbio asunto, aquí hacemos la vista gorda cuando muchos enfermos se quedan por el camino.
Según datos del Defensor del Paciente solo un 40% de los casos de negligencias producidas por los recortes llegan a los tribunales. Y las que lo hacen tienen que enfrentarse al secretismo hospitalario que impide que transciendan los drtalles necesarios para demostrarlo.
En EEUU o El Reino Unido lo ven de otra manera y crean comisiones de investigación para detectar los graves fallos del sistema. En Españikistán somos diferentes, como de costumbre. La transparencia no es una virtud nacional. Los profesionales de la sanidad pública están haciendo un gran esfuerzo pese a las dificultades. Tanto ellos como los pacientes merecen más respeto. Más claridad y libertad para poder denunciar las graves consecuencias de los recortes y evitar que se pierdan más vidas por el oscurantismo y la mezquindad de algunos gerifaltes. La sanidad pública es un valor común incalculable que no debería estar a expensas de carroñeros y depredadores. Pero en vez de investigar los motivos de su deterioro, aquí se prefiere disparar al mensajero. Ahora que no intenten colarnos que era una bala perdida. Cuando se están matando moscas a cañonazos, resulta difícil hacer que parezca un accidente.
 
DdA, XII/3123

No hay comentarios:

Publicar un comentario