Félix Población
Renuncio a transcribir la horterada escrita por Carlos Herrera, periodista de la COPE, con ocasión de su desplazamiento al lugar de los hechos, esto es, a la sala de conciertos Bataclan, donde el terrorismo yihadista dejó como trágico balance de su divisa casi un centenar de personas muertas. Debo confesar que cuando ví el selfie de Herrera que acompaña a ese escrito creí que se trataba de una broma de mal gusto perpetrada contra él por quienes a las diferencias ideológicas añaden personales inquinas, capaces de cualquier tropelía contra la dignidad y buen nombre de don Carlos.
He tenido que esperar, por lo tanto, a que un medio de la solvencia de El Huffington Post expusiera el revuelo crítico y hasta indignado que el selfie difundido por el periodista ha ocasionado en las redes sociales. Muchas veces se ha hablado con repudio del periodismo que hace de la noticia espectáculo, mucho más censurable cuando la materia informativa sobre la que se realiza es tan dolorosa como la masacre terrorista que ocurrió en París el pasado viernes.
Creo incluso -con respecto a esto último- que la perseverancia e insistencia de los medios audiovisuales, desplazando a corresponsales o presentando programas desde el lugar de los atentados varios días después, me parece un exceso si se tiene en cuenta que entre la noticiosa y grave entidad de los hechos pocas horas después de ocurrir y la derivación de los mismos fechas después, apenas hay elementos noticiosos que añadir, sobre todo para prestarles una cobertura tan desmesurada o espectacular.
Pues bien, lo que ha hecho Herrera, llevado por un autoprotagonismo de adolescente, impropio de un profesional de tan larga experiencia como la suya, es un grotesco espectáculo personal de la profesión que ejerce y que debería hacerle recapacitar en su absurdo comportamiento. Lo lamento porque, desavenencias ideológicas aparte, el currículum de don Carlos no se merece esta patochada.
DdA, XII/3132
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