Solo el gobierno israelí se permite aprobar la demolición de las
casas de once mil familias pobres en Cisjordania, sin que la comunidad
internacional reaccione ni nuestros medios lo recojan aunque lo denuncie
la Oficina de la ONU.
Pascual Serrano
Los medios nos han acostumbrado tanto a la impunidad del régimen israelí que ya aceptamos silencios que serían impensables en cualquier otra circunstancia. Basta observar algunas informaciones de la prensa no occidental para echarse las manos a la cabeza ante las tropelías de Israel que en nuestra prensa no merecen ni una línea.
Nos han acostumbrado tanto a la impunidad del
régimen israelí que ya aceptamos silencios que serían impensables en
cualquier otra circunstancia. Basta observar algunas informaciones de la
prensa no occidental para echarse las manos a la cabeza ante las
tropelías de Israel que en nuestra prensa no merecen ni una línea. Por
ejemplo un informe que se hizo público de Amnistía Internacional donde
concluyen que hace un año las fuerzas israelíes cometieron crímenes de
guerra y contra la humanidad al asesinar en una sola noche al menos 135
civiles palestinos, incluidos 75 niños. ¿Sabemos de algún otro ejército
que haya asesinado en una sola noche a 75 niños? Eso solo lo puede hacer
el de Israel y seguir siendo un socio preferente de la Unión Europea,
denominarse la democracia de Oriente Medio y ningún gobierno occidental
insinuar una sanción de cualquier tipo. Para más inri, la noticia del
informe pasó inadvertida, tuvimos que encontrarla en Rusia Today.
Pero todavía hay más, el pasado 7 de agosto un ejército bombardeó un
campo de refugiados. Solo uno pudo hacer eso con la tranquilidad de que
no nos lo iban a contar: el israelí. Se trató de ataques aéreos de la
aviación militar israelí contra un campo de refugiados en la asediada
Franja de Gaza. Los bombardeos golpearon el campo de Nuseirat, en el
centro de Gaza, y los heridos fueron trasladados a un hospital cercano.
Por supuesto, ninguna agencia se ha molestado en seguir su evolución.
Los portavoces del ejército israelí se limitaron a señalar en un
comunicado que un cazabombardero lanzó incursiones aéreas contra una
base de Hamas. En esta ocasión el medio que nos lo contó fue el iraní HispanTV.
Hace un par de meses un tribunal de Israel condenó al joven palestino
Uday Bayoumi a 17 meses de cárcel por sus posts en Facebook. Se trataba
de comentarios del tipo “La ocupación dejará la ciudad de Jerusalén
pero, mientras tanto, la ciudad mantendrá su identidad a pesar de la
ocupación” o “Jerusalén es para los habitantes de Jerusalén no importa
cuanto dure la ocupación”. Una vez más nos quedamos sin conocer la
historia a través de nuestros medios. Lo tuvimos que leer en la prensa
árabe (Al Monitor, 18 de junio).
Solo el gobierno israelí se permite aprobar la demolición de las
casas de once mil familias pobres en Cisjordania, sin que la comunidad
internacional reaccione ni nuestros medios lo recojan aunque lo denuncie
la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en
los territorios palestinos (OCHA). Hay que ir a leerlo a las agencias de
prensa cubanas y los periódicos venezolanos (Correo del Orinoco, 7 de septiembre).
¿Imaginan las portadas, artículos de opinión y tertulias que hubiera
ocupado la noticia de un preso cubano que llevase 60 días en huelga de
hambre? Pues comparen con lo que nos han informado de Mohamed Allan, un
palestino de 31 años que está en coma tras dos meses sin comer en una
cárcel israelí (El País, 16 de agosto).
La reacción del gobierno de Israel es detener a los que protestan por
la situación de este preso, pero esto no merece ninguna denuncia
internacional. Algo similar ha ocurrido con la nueva medida aprobada por
el parlamento israelí: Hasta 20 años de prisión por lanzar piedras en
manifestaciones. La norma establece hasta diez años de cárcel sin
necesidad de que la fiscalía demuestre que había intención de causar
daño. Y hasta 20 años si los acusados intentan provocar daños (El Periódico, 22 de julio).
Compárese esta pena con los ridículos seis meses de arresto
domiciliario que ha recibido como pena un colono israelí acusado de
quemar a un niño palestino de 18 meses, y que no se ha difundido tampoco
en nuestra prensa (HispanTV, 2 de septiembre).
Esta impunidad de Israel es la que nos lleva a que, al día siguiente
de que mediante un ataque naval mataran a un dirigente de Hamas y a diez
civiles palestinos, entre ellos tres niños y tres mujeres que pasaban
la tarde en un la playa de Gaza, El País titulara su editorial “Cúmulo
de errores”. Sin embargo, un ataque suicida palestino que provoca tres
muertes lo denominaron “atentados salvajes”.
Y a pesar de ello, con Israel la Unión Europea mantiene un acuerdo
comercial preferencial. La OTAN un tratado de colaboración por el cual
esos pilotos israelíes que bombardean casas, colegios y edificios de la
ONU en Gaza son formados por la escuela de pilotos de la Alianza, y el
Ministerio de Defensa español acaba de firmar un contrato para
comprarles munición por valor de 22,5 millones de euros (Directa, 1 de octubre).
Mundo Obrero DdA, XII/3098
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