Estos días estamos asistiendo a un espectáculo mediático lamentable que se suma al drama humano de la inmigración de centenares de miles de personas hacia Centroeuropa.
José Luis González
Los voceros de la guerra, los que la han estado atizando desde el
primer día comprándole el discurso a la OTAN en Libia o en Siria, se
apuntan a la crisis de los refugiados, no ya para pedir a las autoridades
el fin de la guerra, sino para abonarse a las tesis belicistas que la
han creado y justificado. Es decir, para que siga la guerra.
La agresión a Siria no es una guerra civil, es una agresión exterior
apoyada por quintacolumnistas pertenecientes al radicalismo islámico
interno. Las pruebas son concluyentes, personalidades no sospechosas de
radicalismo como el ex ministro francés de exteriores Roland Dumas,
reconocieron públicamente que Reino Unido le pidió apoyo a Francia para
el proyecto de desestabilización y destrucción de Siria mucho antes de
las revueltas «espontáneas» que se produjeron en el país. Todo estaba
cuidadosamente planificado.
Hace muy pocos días la propia ONU, en un informe de investigación de
crímenes de guerra en la guerra contra Siria, reconocía que la crisis
siria está manejada desde el exterior de acuerdo a los intereses de
otras potencias, descolgándose también de las tesis de una guerra civil.
El papel que medios como La Sexta ha jugado en este conflicto ha sido
y es absolutamente lamentable. Ya hemos denunciado en múltiples
ocasiones las vinculaciones económicas de su grupo empresarial con los
mayores patrocinadores de la contienda y con las divisiones mediáticas
con Aljazeera a la cabeza. Ahora que está fagocitada por una entidad de
filiación conservadora no podríamos esperar ningún cambio a mejor, todo
lo contrario. Estos días aparecen en La Sexta testimonios de refugiados o
de supuestas organizaciones que los tutelan que ahondan en la división
interna del país, división artificial impuesta por los patrocinadores de
la guerra.
Ya lo hizo A3Media con Venezuela, donde fue pillado in fraganti
seleccionado testigos «por casualidad» en la calle para su documental de
«investigación» que, en realidad, estaban seleccionados cuidadosamente
por la oposición meses antes. Ahora distintos programas de La Sexta
están haciendo lo propio con los refugiados sirios. Los resultados
electorales en las últimas elecciones en los campos de fuera del país
fueron abrumadamente mayoritarios hacia su actual gobierno. No es
creíble que los refugiados unánimemente digan que huyen de bombardeos
del gobierno. Máxime cuando el informe mismo de la ONU de la pasada
semana decía justamente lo contrario: que son los crímenes contra la
Humanidad cometidos por el Estado Islámico los que han producido la
mayoría de los desplazamientos recientes en el país; cita concretamente
los «asesinatos, la tortura y la esclavitud sexual».
En la guerra contra Siria no se dirime democracia frente a dictadura
como quieren hacernos creer. Los levantamientos dirigidos desde el
exterior han provenido del extremismo religioso, que quiere imponer un
califato integrista excluyente en el país. En Siria se dirime
civilización frente a barbarie, un estado laico frente a otro
extremista, un gobierno —imperfecto, como todos— popular frente a un
estado fallido regentado por clanes terroristas. No hay medias tintas,
no hay puntos intermedios. Frente al estado sirio está al Qaeda y el
Estado Islámico con todos países poderosos que les apoyan y financian.
Es hora de tomar partido de una vez por todas contra el terrorismo y
acabar con esta masacre. Usar el chantaje del terrorismo para derrocar
un gobierno es aberrante, usar a sus víctimas para hacer lo propio, lo
es en igual medida. Y eso es lo que están haciendo por acción u omisión,
nuestros democráticos medios de comunicación. Por algo son los menos
creíbles de toda Europa y los segundos menos creíbles del mundo, tras
los Estados Unidos, claro…
Bits Rojiverdes DdA, XII/3072
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