jueves, 17 de septiembre de 2015

JOSÉ MUJICA: "COMO NO PUDE CAMBIAR EL MUNDO, DECIDÍ CAMBIAR EL BARRIO, COMO TODOS LOS DERROTADOS"

Pepe Mujica, en la Posada del Potro.
Pepe Mujica, en la Posada del Potro.
Pepe Mujica, expresidente de la República de Uruguay y uno de los referentes de la izquierda sudamericana, visita Córdoba con motivo del Congreso del Bienestar, organizado por la ‘Cadena SER’ | “Con el tema de la Mezquita vayan a ver al Papa; les están haciendo una afrenta cultural”, arenga a los cordobeses

Alfonso Alba 

Pepe Mujica dejó de ser presidente de la República de Uruguay el 1 de marzo de este año. Entonces, confiesa, tenía dos opciones: “Convertirme en un viejo jubilado o seguir rodando”. Mujica, considerado como uno de los grandes referentes de la izquierda sudamericana -a quien “menos mal que la fama me ha agarrado de viejo”- optó por seguir rodando. Y rodando, rodando llegó ayer a Córdoba. Gracias al Congreso del Bienestar y la Sabiduría, que organiza la Cadena SER, y cuya conferencia inaugural impartirá mañana por la tarde en el Teatro Góngora. Pepe Mujica mantuvo ayer diversos encuentros en Córdoba. Con el Ayuntamiento, con intelectuales y también con la comunidad uruguaya en Andalucía (que la hay, vaya que si la hay). Pero un poco antes, en la Posada del Potro, Mujica tuvo un rato para charlar tranquilamente durante una hora. Una conversación distendida, “de esas que se consideran tiempo perdido pero que es tiempo ganado”.

Si hay un adjetivo que defina al expresidente uruguayo es el de humanista. “Como todos los derrotados no pude cambiar el mundo y decidí cambiar el barrio”, confiesa un señor que insiste en que “de joven intenté arreglar el mundo… y no pude”. Mujica fue guerrillero, de los tupamaros, y después diputado, senador, ministro de Agricultura y presidente. Pero pasó 15 años en la cárcel, durante la dictadura militar. Estuvo solo, explica. Sin hablar con nadie salvo consigo mismo. Allí fue cuando decidió empezar por cambiar él. “Pensé que las cosas tienen principio y final. Y no. Lo que tiene principio y final es la vida. El resto es transitar”, explicaba ayer, en una sala de la Posada del Potro.

“Lo que más me ofende hoy es la poca importancia que le damos al hecho de estar vivos”, insiste Mujica, de 80 años. “Esto, la vida, es un minuto y se va. Tenemos la eternidad para no ser y solo un minuto para ser”, se indignaba.

El discurso de Mujica es, además, muy crítico con la globalización y la economía de mercado. “Está la utopía infantil de que eres más feliz si tienes más cosas para comprar”. Y aseguró que hoy la religión apenas ya es importante. “En España la gente cree que cree, pero no cree nada más que en el dios del mercado”, detallaba.

Apelado por la fuerza de la Iglesia en España, Pepe Mujica entró de lleno en un debate que conocía: la polémica sobre la Mezquita Catedral. “Por favor, cuando a uno le nombran Córdoba lo primero que dice es la Mezquita”, insistió. “Vayan a ver al Papa; acá les están haciendo una afrenta cultural”, lamentaba, al tiempo que aseguraba que el Papa Francisco, Jorge Bergoglio, quiere cambiar las cosas en la Iglesia. Aunque otro debate es que pueda. Quizás se una a su club de ilustres derrotados.

CORDÓPOLIS

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