jueves, 6 de agosto de 2015

PLAYA DE LAÑORANZA

Lazarillo

No es su nombre lo que importa,
tampoco su lugar ni su mirada al despertar el día,
ni siquiera el mar que la surca,
pero quien así la nombra
tiene la raíz de las primeras y más nuevas caricias
echadas en sus olas,
cuando la piel crecía de amor hacia los sueños
y abrían las palabras horizontes nacientes
con ansiedad de abrazo.
Quisieron apagarnos la lumbre de los besos,
pero la mar no quiso que el tacto se rindiera:
 la luz de lo que fuimos estaba en nuestros dedos,
al amor de esta playa donde el amor se hizo.

DdA, XII/3046

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