El “club nuclear” divide a priori al mundo en unos
pocos países buenos y legitimados para poseer armamento nuclear
y países malos (terroristas), que osan tener unas migajas de la letal
tarta nuclear.
Antonio Aramayona
Supongo que millones de norteamericanos lamentan y condenan
tales actos de barbarie, pero recuerdo también la anécdota recogida en
un libro escrito por un profesor norteamericano donde un general
estadounidense agradece a su Dios que escogiera a su país como inventor y
poseedor de “la bomba”.
Irán ha sufrido el bloqueo y
acoso del mundo dominado por “las potencias occidentales”, alarmadas
ante la posibilidad de que llegase a fabricar armamento nuclear. Tales
potencias, especialmente EE.UU. y Rusia, se pertrecharon de decenas de
miles de cabezas nucleares para después firmar y hacer firmar en 1968 el
Tratado de no Proliferación Nuclear, por el que solo cinco países
(Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) son “Estados
Nuclearmente Armados” y al resto de los países no se les permite su
fabricación y posesión, a la vez que son firmantes obedientes del
Tratado. Curiosamente, los cinco países citados son los cinco países
miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Posteriormente,
Pakistán, India y Corea del Norte han realizado pruebas nucleares
(eufemismo para admitir que poseen armamento nuclear), y existen
indicios fundados de que Israel pertenece también al club de poseedores
de armas nucleares. A este respecto es interesante y recomendable
informarse sobre el embrollo conocido como “Incidente Vela”.
Siempre me he preguntado hasta qué punto llega el
cinismo de algunos países poseedores de decenas de miles de armamento
atómico, biológico, bacteriológico y químico para amenazar por todos los
medios a otro país como Irán sospechoso de poder fabricar armas de
destrucción masiva. El “club nuclear” divide a priori al mundo en unos
pocos países buenos y legitimados para poseer armamento nuclear, un
montón de países firmantes del Acuerdo que después se quedan calladitos,
y países malos (terroristas), que osan tener unas migajas de la letal
tarta nuclear que ellos poseen en exclusiva.
Para
colmo, tuvimos que aguantar la farisaica prepotencia de Israel cuando el
primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmaba que con el
reciente Acuerdo nuclear entre Irán y Estados Unidos “el mundo es un
lugar mucho más peligroso hoy de lo que era ayer”. Y en la cima del
paroxismo demencial el ex presidente español Aznar escribía en el The Wall Street Journal
que “el enfrentamiento con Irán es inevitable”, "tarde o temprano
Occidente tendrá que enfrentarse a Irán", dejando claro además que hay
que llevar a cabo cuanto antes mejor tal enfrentamiento, porque, si se
espera, el enemigo estará "mejor preparado". ¡Y pensar que hemos estado
“gobernados” durante ocho años por semejante paranoico!
Y sigue la cínica hipocresía: el supuesto desarme nuclear para
controlar, limitar y reducir sus arsenales por parte de las principales
potencias nucleares. La realidad es bien diferente de cómo la pretenden
presentar machaconamente como prueba de voluntad de paz y concordia
entre los países pertenecientes al club nuclear: “De las 65.000 armas
activas en 1985, había alrededor de 20.000 armas nucleares activas en el
mundo en 2002. Sin embargo, muchas de las armas "fuera de servicio"
fueron simplemente guardadas o parcialmente desmanteladas, no
destruidas. Un número significativo de las armas retiradas se encuentran
almacenadas para su desmantelamiento (unas 3.000 en los Estados Unidos y
5.500 en Rusia)” (cfr. Wikipedia. Países con armas nucleares).
Grecia está asfixiada por la deuda en compra de armamento contraída por
Nueva Democracia y el Pasok con sus dos principales acreedores:
Alemania y Francia. Grecia tiene más carros de combate que Alemania,
Francia e Italia juntas y el segundo mayor gasto en Defensa de la UE.
España ha comprado aviones de combate, submarinos, aviones de transporte
y helicópteros por un precio de 36.000 millones de euros, y puede
gastarse 10.000 millones de euros más en drones y fragatas, lo cual
implica créditos extraordinarios para su pago además de lo previsto para
“Defensa” (¿contra quién?) en los PGE. Endeudados por comprar cacharros
que quedarían hechos fosfatina como a uno de los del club nuclear se le
ocurriere lanzar una bomba para poner orden y disciplina en algún país o
zona desobedientes.
Eldiario Aragón DdA, XII/3051
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