"Pues es normal que lo juzguen y lo condenen si ha robado", habrán pensado Urdangarín, Millet, Pujol y los de los ERE.
Un día la cantante Christina Aguilera preguntó: «¿Sabe alguien dónde hacen el Festival de Cannes este año?». Entonces me di cuenta de que todo es posible,
y que no puedes relajarte porque en cualquier momento se celebrará el
Festival de Cannes en Cornellà y, claro, si no preguntas, te lo
perderás. ¿Y por qué nos va a sorprender? ¿No corren el París-Dakar en América? ¿Y no soltó Schwarzenegger,
cuando gobernaba California, que el matrimonio homosexual es algo que
debería darse entre el hombre y la mujer? Sí, lo soltó. Por eso, a estas
alturas ya no podemos sorprendernos de nada, ni siquiera de que un
juzgado gallego condene a un sintecho a una pena de arresto domiciliario.
Que le caiga un arresto domiciliario a un sintecho tiene muchísimo sentido. Al parecer, este señor, que duerme en el cajero de
un banco, había robado unos guantes de fútbol, unas gafas y una
bicicleta. «Pues es normal que lo juzguen y lo condenen si ha robado»,
habrá pensado Urdangarín. Lógico. Y Millet seguro que opina lo mismo. «No puede saltarse la ley y esperar que no le pase nada», habrá comentado Jordi Pujol a su mujer al conocer la noticia. Es natural. En España debe imperar la ley, como repite Rajoy,
el líder de un partido que no ha tributado a Hacienda pero que, según
Hacienda, eso no es malo porque el PP es como Cáritas. Es de cajón.
Cualquier persona con un mínimo de coherencia asociaría antes al PP con
Cáritas que a Cáritas con un sintecho. Porque todo el mundo sabe que el PP no ha hecho nada malo recibiendo donaciones ilegales.
En cambio, que un sintecho mangue unos guantes, eso sí tiene delito, y
de los gordos. «No hay nada peor que un ladrón de guante blanco», habrá
comentado alguno de los políticos imputados por el caso de los ERE de Andalucía.
El Periódico DdA, XII/3021
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