La vicepresidenta Soraya dice que no, que no y que no, y también que
menos hablar de esteladas y más crear empleo, como hace magistralmente
el mago De Guindos y su aprendiz de brujo Montoro.
Antonio Aramayona
La cosa es que resulta difícil, diría yo que
imposible, acabar siendo un territorio independiente de otros o
sabiendo al menos si la mayor parte de los habitantes de ese territorio
quieren cantar Els Segadors o el Virgencita, que me quede como estoy.
Felipe VI, repito, aboga por el cumplimiento de la ley y no hay ley que
permita el menor asomo de independentismo real y concreto. Aparecen así
para avalar los sentimientos españolistas, además de las Acorazadas
militares de Morenés y las Acorazadas Mediáticas hispanovisigóticas, la
Constitución, el derecho de TODOS los españoles a decidir sobre la
independencia o no de alguno de sus hasta ahora territorios integrantes y
sobre todo (la madre de todos los argumentos) que el Barça no podría
jugar más contra el Real Madrid.
Cataluña lleva
siglos reivindicando su identidad y su deseo de independencia, pero
ahora el Gobierno de Rajoy pretende relegarlos al rincón de las
ocurrencias. Por si fuera poco, quedan pocos meses para las elecciones
generales de ¿noviembre? por lo que una sola sonrisa a la Cataluña
independentista puede constituir una sangría de votos no obtenidos o
perdidos para el resto de los grupos políticos. Mas y cía piden que las
votaciones de septiembre en Cataluña sean al menos una forma de saber si
y cuántos catalanes quieren la independencia, pero el pesado brazo de
la ley dice que eso es un plebiscito, que la Constitución tampoco
permite esas veleidades, que Morenés puede mandar a sus blindados, que
la vicepresidenta Soraya dice que no, que no y que no, y también que
menos hablar de esteladas y más crear empleo, como hace magistralmente
el mago De Guindos y su aprendiz de brujo Montoro.
La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa y la
Virgen de Covadonga intenta por todos los medios persuadir a mi amigo
Jordi, natural de Manresa, de que no tiene la menor posibilidad de
desear y reivindicar ser catalán, y no español, en un país llamado
Catalunya, limítrofe con España, amigo de España, pero que no es España.
La Virgen de Montserrat, a su vez, sabe muy bien que en la corte
celestial todas las vírgenes son iguales, pero unas vírgenes son más
iguales que otras.
Eldiario.es DdA, XII/3039
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