Antonio Aramayona
está citado a declarar como imputado en unas diligencias previas que se siguen
en el Juzgado de Instrucción nº 2 de Zaragoza, hoy, 12 de junio, a las 18
horas, en el Juzgado de Guardia, en relación con la querella presentada por el
Delegado del Gobierno en Aragón por coacciones y calumnias, y a los efectos de
resolver sobre la medida cautelar solicitada por el Ministerio Fiscal al amparo
de los dispuesto en el art. 544bis de la lecrim.
Artículo 544 bis
En los casos en los que se investigue un
delito de los mencionados en el artículo 57 del Código Penal, el Juez o
Tribunal podrá, de forma motivada y cuando resulte estrictamente necesario
al fin de protección de la víctima, imponer cautelarmente al inculpado la
prohibición de residir en un determinado lugar, barrio, municipio, provincia u
otra entidad local, o Comunidad Autónoma.
En las mismas condiciones podrá imponerle
cautelarmente la prohibición de acudir a determinados lugares, barrios,
municipios, provincias u otras entidades locales, o Comunidades Autónomas, o de
aproximarse o comunicarse, con la graduación que sea precisa, a determinadas
personas.
En caso de incumplimiento por parte del
inculpado de la medida acordada por el juez o tribunal,
éste convocará la comparecencia regulada en el artículo 505 para la adopción de
la prisión provisional en los términos del artículo 503, de la orden de
protección prevista en el artículo 544 ter o de otra medida cautelar que
implique una mayor limitación de su libertad personal, para lo cual se tendrán
en cuenta la incidencia del incumplimiento, sus motivos, gravedad y
circunstancias, sin perjuicio de las responsabilidades que del incumplimiento
pudieran resultar.
Ana Cuevas
El
profesor Aramayona es uno de los seres más consecuentes que me he
topado en la vida. Podría hablar del filósofo, del escritor, del
psicólogo. Del hombre cultivado y melómano con el que siempre resulta delicioso departir de lo humano y lo divino. Especialmente si
consideramos que nunca ha sido de aquellos que se ven amedrentados por
expresar su libre opinión sobre cuestiones tan fundamentales. De ahí su
compromiso con el Movimiento por un Estado Laico y con el DMD (derecho a
la muerte digna). La grave enfermedad que padece no ha sido impedimento
para que mi querido "perro-flauta motorizado" (como a él mismo le gusta
calificarse) diera un paso adelante y decidiera hacer uso de su
libertad de pensamiento realizando una acción pacífica de protesta
ante la puerta de la consejera de educación María Dolores Serrat. Como
profesor, se le desgarraba el alma por el deterioro que la educación
pública sufre en nuestra comunidad. Por eso estuvo casi dos años cada
mañana,
día tras día, ejerciendo su silenciosa protesta pertrechado con
inofensivos carteles en el portal de la consejera. Esta respetuosa
denuncia le acarreó juicios, multas y procesos que aún colean pero que,
lejos de hacerle reblar en su determinación, le motivaron mucho más. Lo
mismo nos pasó a cuantos tuvimos el honor de acompañarle en alguno de
esos gloriosos días en los que acabábamos cantando el
Himno de la Libertad como despreocupados orates en medio del gentío. La
desmesurada respuesta a este inocente acto de rebeldía nos indignó y
nos hizo comprender que la libertad de expresión no está de moda en
estos lares. Y eso nos hizo apoyar su causa (la de todos nosotros) con
renovadas energías.
Recientemente
Antonio decidió trasladar su silla de ruedas y sus anatémicos letreros a
otro portal del centro. El del delegado del gobierno Gustavo Alcalde.
En los cartones que enarbola el profesor se habla de los recortes en los
derechos y en las libertades ciudadanas. De la ley mordaza. De manera
automática, el delegado del gobierno le puso tres querellas y el pasado
miércoles fue arrestado y trasladado a dependencias policiales. Lo de
trasladado es un decir puesto que, ante la manifiesta imposibilidad de
meter a Antonio con su silla en el coche patulla, el detenido se vio obligado
a llamar a un taxi preparado para estos menesteres (a cargo del
presunto delincuente) para poder acceder a comisaría donde permaneció
más de tres horas, fue identificado anatómicamente, se le tomaron las
huellas y se le advirtió que debía quedar a disposición del juez para
presentarse en cualquier momento. Al día siguiente volvió al portal
donde había sido detenido. Tuvimos una conversación sobre este tema.
Sabía que volvería. Y que lo seguirá haciendo mientras las fuerzas se lo
permitan porque lo único que asusta a mi compadre es quedar paralizado
por el miedo. Aceptar la mordaza. No hacer nada.
Como
decía al principio, podría hablar de muchas cosas que definen a Antonio
Aramayona y que lo convierten en un referente en cuanto a coherencia y
compromiso. Pero es mucho más para mí. Un miembro de mi familia. Un
hermano inteligente y divertido con el que compartimos paellas, risas y
canciones los domingos. Un tipo que avanza a golpes de puro corazón pese
a tenerlo maltrecho y remendado. Un amigo entrañable al que le
divierten mis idas de cabeza y que siempre me tiende los brazos cuando
siento que avanza el lado oscuro. Y su calor me llena de paz y de
alegría.
Antonio es un hombre bueno sobre todas las cosas. Y muchos lo amamos exclusivamente por eso. Es una rara avis en esta sociedad de cínicos desviscerados. Tan difícil de hallar como ese que buscaba Diógenes por los rincones. Más valioso que
todos los delegados del gobierno, consejeras y mordazas que pretenden
reprimirle. Quién se meta con él, se está metiendo conmigo.
Y
sé que hablo por la boca de otros aragoneses que sienten lo mismo.
Quién tanto bien reparte, merece recibir lealtad. El pobre delegado está
en la higuera si piensa que puede resolver este conflicto a machetazos.
Antonio es pacifista pero además, es muy valiente. Una cualidad a la
que el señor Gustavo Alcalde debe ser alérgico. Yo le aconsejaría que se
fuera abasteciendo de urbasones. Una aguda crisis se avecina. La
libertad está llamando a la puerta.
DdA, XII/3027
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