martes, 2 de junio de 2015

ESPERANZA AGUIRRE Y EL ODIO COMO INADMISIBLE ARGUMENTO POLÍTICO

Félix Población

Ya sabemos que quien quiso ser lideresa hasta su reciente muerte política, tuvo a bien presentarse a un concurso periodístico en el diario ABC que había sido convocado poco menos que a su medida. No tuve el disgusto de leer su artículo, titulado “Toros” -así, groso modo-, pero me da que si no ha sido capaz de ir más allá en el titular, los cinco mil euros del premio tenían programado su destino más por la autoría que por el contenido.

Aguirre había sido colaboradora del diario borbónico durante dos años. Las novecientas palabras de sus piezas le reportaban la módica cantidad de entre dos mil y tres mil euros, mientras se aplicaban reducciones de plantilla en el periódico y se recortaba el sueldo de los redactores. Hubo, obviamente, conflictos laborales por esta razón, que no sé si se dieron también en el diario El Mundo cuando la condesa consorte optó por colaborar en este periódico.

Ahora Aguirre ha vuelto al ABC, se supone que con similares emolumentos a los indicados y la animosidad interior que la mueve al comprobar que PSOE y Podemos -con o sin Ciudadanos- , la pueden apartar de su penúltimo afán político, desde el que quizá pretendía aspirar al último como candidata a la presidencia del Gobierno, si todo hubiera ido como calculaba.

Inicia el artículo Aguirre con una cita que se atribuye al ministro de propaganda nazi Joseph Goebbles ("una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad indiscutible") y lo termina achacando a la aversión que inspira su persona el posible pacto entre el PSOE y Podemos, motivo por el que también Manuel Carmena se presentó como candidata a la alcaldía de Madrid. Ignora, por lo tanto, la cueva de Alí Babá que fue Madrid bajo su presidencia y viene a significar, en resumen, que el odio y no otro modo más decente de hacer política es lo que mueve a quienes la han apartado de la alcaldía.

No debería recurrir tan a menudo la condesa consorte de Bornos al sentimiento del odio como argumento político, porque fue ese sentimiento el que se espoleó en la más negra de nuestras páginas históricas, esa Guerra de los Tres Años donde el régimen de Goebbels -al que Aguirre califica como monstruo de la maldad y genio de la agitación política- aportó sus bombardeos sobre la población civil en apoyo de la dictadura franquista, la misma que tuvo por ministro al fundador del Partido Popular.

PS.- Ojo al título de la nueva sección de doña Espe: "La verdad". ¡Para qué andarse con chiquitas! 

ESPERANZA EN EL PAÍS DE LOS SOVIETS
Emilio Gancedo

Este espectáculo, esta comedieta grotesca como de sainete o vodevil, es lo que le faltaba por ver al país, que asiste incrédulo u ofendido o con la sonrisa torcida tras mucho tiempo viendo a los mismos pajarracos aletear en los estrados. Hay carreras por los pasillos. Declaraciones acaloradas y a deshora. Amagos y esparavanes. Señoronas y patricios se rasgan las vestiduras y esbozan gestos dramáticos ante el patio de butacas, pretendiendo componer el último acto de una función magnífica, y de ahí los intentos de frasear a lo grandioso, «aparta de mí ese cáliz», «¿tú también, hijo mío?», «mi reino por un caballo», y todo así. Pero los actores son malos y parlan a destiempo, y el respetable bosteza, y la opereta resulta todo menos creíble. En esta compañía de barraca los hay que nunca gutaron ni pronunciaron una palabra más alta que otra, y a quien como mucho se les ofrecía papeles de pastor con zurrón, y que ahora, embozados en la legitimidad de su mayor número de papeletas, sacan los pies del tiesto y se atreven a acusar al patrón de negligente, ofreciendo imagen de alcalde de Zalamea peripatético. Otras, gorgonas o plañideras, hacen lo posible por plantarse al borde del precipicio y apuntan con el dedo a un apocalipsis más que próximo, entresacando frases del 36 o de antes incluso, sin advertir la vergüenza torera que causan, llegando a los extremos intolerables de comparar partidos democráticos con organizaciones criminales de escala genocida. Gobierno de concentración, la democracia en peligro, soviets en los barrios… términos desempolvados de los libros de historia con ánimo de achantar a las gentes de bien aunque a algunos votantes eso de la URSS les sonará, como mucho, a aventuras de Tintín. La derecha siempre tuvo muy mal perder.
Y así van quedando todos retratados. La foto fija es la de unos yonquis del poder que se han quedado sin sus cotidianos chutes, y que encima atizan sin quererlo las calderas de las generales. Qué miedo dan quienes tienen miedo. Ya lo dijo Brecht: «No hay nada más fascista que un burgués asustado». Como el Club de la Comedia pero sin Leo Harlem. (Diario de León).


DdA, XII/3019

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