Sabemos que las gentes que de verdad son inteligentes también son buenas
personas y que los que casi son listos siempre dejan que se les escapen
estas certezas.
Juan Carlos Monedero
Vivimos en los intersticios, en las grietas, en las siluetas que deja
en la retina el relámpago en la noche. Porque venimos de una enorme
derrota. Nos guiamos por estrellas rojas que forman parte de
constelaciones que tenemos que redibujar. Aprendimos a hablar y a
sospechar de los que antes de matarte te dicen mal y te maldicen.
Sabemos que las gentes que de verdad son inteligentes también son buenas
personas y que los que casi son listos siempre dejan que se les escapen
estas certezas.
Creemos en el coraje y en la desobediencia. Porque nos atrevemos,
triunfamos, y porque nos atrevemos nos caemos. Volvemos a levantarnos,
que para eso crecimos en la calle, y aprendemos de cada uno de los
tropiezos. La fortaleza moral del mundo no nace de los éxitos sino, muy
al contrario, de las derrotas que sufrimos cuando nos distrajimos y
éramos débiles porque éramos pocos. No hay lastres en la coherencia
igual que no hay tácticas con la decencia. “De todos los obstáculos, las
corrientes son las más tentadoras”. A veces nos desbordamos como los
ríos, pero sabemos que nuestra voluntad es hacer cauce. Y eso reclama
tiempo. Tenemos pactos que no se pueden romper porque no están sellados
con palabras.
https://www.youtube.com/watch?v=p0L4o-yTVE0&feature=youtu.be
DdA, XII/3000
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