El mayor problema de tener que dar mítines electorales es esa predisposición a soltar perogrulladas de la que gozan algunos líderes políticos y que pone en evidencia su baja actividad neuronal.
Pese
a la dura competencia, Mariano Rajoy sigue siendo el rey. Al presidente
no hay quien le ponga la pierna encima en esta materia. Con esa dicción
semi-acuática que le caracteriza, de su boca salen cosas que su cerebro
no ha procesado previamente. O eso o es que la materia gris de don
Mariano corresponde a la de un niño de dos años o a la de una cacatúa
que está aprendiendo a hablar y repite cada simpleza que oye. En uno de
sus últimos mítines regaló los oídos del personal con esta frase digna
de Aristóteles: " España es un gran país que hace cosas importantes y tiene españoles".
Fin de la cita. Se ve que Marianico aprovechó los colegios privados que
le pagaron sus papás. Si no, de qué iba a llegar a conclusiones tan
sesudas como esta otra: "No es lo mismo que gobierne uno que otro". Pues
claro que no presi. No es igual que nos gobiernen Ali Babá y sus
cuarenta mil ladrones a que lo hagan ciudadanos comprometidos por una
sociedad más justa y equitativa.
Según
Rajoy, en España el paro ya no nos preocupa. No se en qué círculos se
mueve. En los que frecuenta servidora, rara es la familia que no padece
esa lacra en alguno de sus miembros. Incluso en todos. A lo mejor es que
vivo en una España alternativa llena de anti-españoles resentidos que
se empeñan en no trabajar para contradecir la bonanza que predica este
gobierno.
Mariano Rajoy,
como Groucho Marx mucho antes, ha creado escuela en el género bufonesco.
Eso sí, al presidente, por cuestión de poca enjundia humorística, le
correspondería el papel del payaso triste. Un patético clown que logra
deprimir hasta a las hienas.
Da
ganicas de llorar. Más cuando recuerdas que este ser chiripitiflaútico
gobierna España junto a otros personajes igual de absurdos y siniestros.
Pero eso no quita para que sus frases más célebres pasen a la historia y
formen parte de la surrealista crónica política de este país.
"Después
del año 14 viene el 15", "Todo lo que se publica ahí no es cierto...
salvo alguna pequeña cosa", "Dije que bajaría los impuestos y los estoy
subiendo" "La reforma laboral puede suponer abaratar el despido o no",
"Son solo unos hilillos de plastilina"... No se puede negar la
influencia marxista en su discurso. A nadie le extrañaría que plagiara
al genial Groucho para rascar los votos de los indecisos: "Tengo estos principios, si no le gustan, los cambio".
Aunque me suena que algo de eso ya han hecho con la ley del aborto y
algún otro asuntillo impopular a poco tiempo de las elecciones.
Diga
que sí presidente. España es un país lleno de españoles. Y como a
tales, nos gusta el cachondeo y no perdonamos un vermú ni el día de las
votaciones. Porque no se me ocurre otro motivo, que el de estar en un
absoluto grado de embriaguez, para que vuelvan a salir elegidos. Eso
explica la defensa a ultranza de la ingesta alcohólica, primero por
parte de Aznar y luego del mismo Rajoy. De ahí esa otra perla que nos
dejó Mariano: ¡Viva el vino! . Saben que el alcoholismo es su
mejor aliado. Porque la verdad, para volver a tropezar con semejante
pedrusco, hace falta estar borracho como una cuba.
DdA, XII/3011
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