lunes, 18 de mayo de 2015

ESPERANZA AGUIRRE (LA LIDERESA) ASPIRA A LA MONCLOA

Félix Población

Luego de la celebración de las elecciones en Andalucía, el pasado mes de marzo, al presidente de honor de Partido Popular (Aznarín) se le escuchó decir entre los íntimos que había que convocar un congreso extraordinario. Hubiera sido lo propio tras la debacle del PP en aquella región, pero entre finales de marzo y el 24 de mayo -día y mes de la próxima cita electoral- no había tiempo material para una cita de tal calado, que resultaría contraproducente además por aquello de que podría
denotar unos síntomas de debilidad o desunión interna totalmente improcedentes antes de una nueva fecha electoral. 

Estos días hemos podido presenciar que lo que Barberá llama montaje contra la alcaldesa de Valencia cuando se la abuchea en las calles y mercados de aquella capital, se repite con su jefe don Mariano en diversas ciudades del país o con Esperanza Aguirre en la capital del reino. Doña Rita llama montaje a lo que es un clamor entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, tanto por la nefasta política llevada a cabo por el gobierno central como por la corrupción que afecta al Partido Popular.

En estas circunstancias, mientras el PP deja claro en su campaña electoral la falta de concentración y convicción que lo hace parecer no solo inverosímil sino hasta ridículo en la comparecencia de sus líderes más carismáticos -desde Aznar hasta la propia Barberá, pasando por el muy simple y mendaz don Mariano-, dicen que doña Esperanza estaría dispuesta a sobrepasar la alcaldía de Madrid –si la lograra- y propiciar ese congreso extraordinario pospuesto tras las andaluzas. Tal convocatoria se haría en los meses que median hasta la cita de las elecciones generales, en el caso -más que posible- de que el Partido Popular obtuviera un mal resultado el próximo domingo.

La intención de quien fuera llamada y autotitulada lideresa sería volver a serlo, siempre que fuera avalada por su victoria como alcaldesa de Madrid. Si se tiene en cuenta que Aznar nunca será resurrecto por sus históricas tropelías de antaño, no parece aventurado pensar en esa hipótesis. Al menos, la propia Aguirre parece haberla confesado a sus más próximos. Hasta se permitió alguna vez expresar en público que aspira a lo máximo. Los ciudadanos madrileños tendrían, por lo tanto, mucho más que decidir el próximo domingo. La ambición política de la condesa consorte es desmedida y solo la podrán parar los votos que no obtenga.


DdA, XII/3006

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