Fernando de Silva 
La tragedia que sufre estos días el pueblo nepalí produce escalofríos; pero las nuevas tecnologías, que permiten visionar casi en directo las consecuencias del terremoto, pueden socavar nuestra ya maltrecha sensibilidad, hasta llegar a confundir realidad con ficción. Si a eso unimos la distancia, todo esto se quedará en una noticia asumible, soportable, y fácil de olvidar en muy poco tiempo.
La tragedia que sufre estos días el pueblo nepalí produce escalofríos; pero las nuevas tecnologías, que permiten visionar casi en directo las consecuencias del terremoto, pueden socavar nuestra ya maltrecha sensibilidad, hasta llegar a confundir realidad con ficción. Si a eso unimos la distancia, todo esto se quedará en una noticia asumible, soportable, y fácil de olvidar en muy poco tiempo.
A
 José Manuel García-Margallo, nuestro empalagoso ministro de Asuntos 
Exteriores, le ha pillado en Delhi, y desde un lujoso hotel de la 
capital de la India ha dicho "yo no me muevo de aquí hasta que estén fuera  todos los españoles que quieran";
 gesto admirable de patriotismo, muy oportuno en época preelectoral. 
Pero, ¿que nos dice de los miles de muertos nepalís?; al menos podría 
haber tenido un gesto solidario, que es gratis, y comprometer ayudas 
para el futuro, que no van a distorsionar nuestro "crecimiento" 
económico.
Nos
 estamos olvidando que, como siempre ocurre en este tipo de tragedias, 
casi todos los muertos pertenecen a las clases más bajas, a las que 
pertenecen los que no pueden costear una vivienda que resista estos 
fenómenos naturales; los más infortunados en uno de los países más 
pobres del mundo. Muy pronto los muertos pasarán a ser un número 
estadístico, las ayudas que se prometan nunca llegarán, y esperaremos la
 próxima tragedia para llenar las paginas de nuestros periódicos y los 
telediarios, para hacer alardes de lo buenos y generosos que somos. 
Triste realidad que nadie quiere cambiar.
(La fotografía fue tomada en Katmandú, durante un viaje realizado en agosto de 2008)
SinLaVenia  DdA, XII/2987 
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