Lo más revelador y/o significativo de cuanto ocurrió ayer a primeras horas de la tarde en el domicilio madrileño del exvicepresidente del gobierno de José María Aznar, que tanto se vanaglorió de la gestión de Rodrigo Rato, fue la fotografía que ilustra este artículo. El periodista José María Izquierdo lo glosaba hoy con agudeza en su matinal comentario radiofónico. El calificativo bochornoso es el más pertinente. No porque se centre en la figura humillada de cerviz de quien pudo llegar a ser presidente del gobierno de España, en lugar del actual, sino porque quien sí fue ministro de Economía, director gerente del Fondo Monetario Internacional, director del grupo financiero Bankia y consejero asesor para Latinoamérica y Europa de Telefónica, ha sido utilizado ayer por el gobierno de su propio partido como cabeza de turco.
Tal como ocurriera con Bárcenas, desde La Moncloa se pretende presentar el asunto de Rato como ajeno a las estructuras corruptas del partido, algo totalmente inverosímil pero a lo que Génova se agarra como más perentoria tabla de naúfrago en este periodo preelectoral. Lo que Voz Pópuli ha destapado un mes antes de los próximos comicios había que paliarlo de algún modo y a la mayor brevedad, y creyó doña Soraya que el mejor o menos dañino para la imagen de su partido sería dar la imagen de Rato que ayer vimos todos los ciudadanos, individualizando su caso y haciéndolo ajeno al PP por váyases a saber que birlibirloque, al mismo tiempo que mostraba la dilgencia de la autoridad competente y el buen hacer del estado de derecho. (Esto lo entendieron de inmediato los medios afines, según podemos hoy comprobar).
La presencia en el domicilio de don Rodrigo, a la hora de la detención, de periodistas de hasta treinta medios de información, con los de la radio y televisión pública gubernamental en vanguardia, no se explica de otro modo, y el propio y sagaz detenido la comentó con los suyos, según hemos podido leer hoy en algún medio. Con Pujol no hicieron lo mismo, cuentan que dijo, y puso el sujeto elíptico de la frase en La Moncloa, naturalmente.
Vamos por lo tanto a escuchar otra vez, por parte del Partido Popular, los mismos, manidos y falaces argumentos que escuchamos con Bárcenas y que ayer se limitaban a ser expresiones de profunda tristeza entre los dirigentes conservadores. Emplear un sentimiento tan honroso en un asunto tan sucio y con tanto pringue dentro y en torno a la sede de Génova, da mucha grima. Me temo que la estrategia va a ser inútil. La imagen de ayer no evita lo inevitable: más votos a Ciudadanos. Ya dije en su día que Pablo Iglesias hacía mal en no debatir con Rivera. No debería ahora pensar lo mismo. Ese debate es cada vez más necesario.
RODRIGO SOMOS TODOS, CANTAN ALBOROZADOS, Y EN SILENCIO, LOS DIRIGENTES DEL PP
Fernando de Silva
Hace
unas horas contemplábamos como quién fuera vicepresidente del gobierno
con el PP durante ocho años, y presumía de ser un azote contra el fraude
fiscal, era detenido por los presuntos delitos de blanqueo de capital,
fraude y alzamiento de bienes. El espectáculo se transmitió en directo,
previa citación de todos los medios de comunicación, para que el
escarnio a la persona de Rodrigo Rato adquiriese el máximo nivel. Nadie
se preocupó en ese momento de quién estaba detrás de esta demostración
de fuerza, que permitía transmitir la sensación de que el Estado de
Derecho funciona gracias a la acción del gobienro. Pero todo se desinfló
cuando horas después veíamos, también en directo, como se ponía punto
final a su detención, al ser puesto en libertad sin tomar ninguna medida
cautelar contra él.
Paralelamente el ministro de justicia proclamaba a los cuatro vientos que "esto demuestra que la ley está por encima de amigos o compañeros",
lo que hizo sospechar a más de uno que, al haberse hecho pública la
noticia de que Rato se había acogido a la amnistía fiscal aprobada por
quién fuese su colaborador directo, Cristóbal Montoro, los
acontecimientos se habían acelerado y se pretendía convertir la
"detención" en una acto más de propaganda electoral del gobierno, que
sacaba pecho de un montaje en el que han colaborado activamente la
Agencia Tributaria y la Fiscalía de Madrid, que funciona bajo el control
directo de la Fiscal General del Estado, a su vez lacaya del gobierno.
Lo
cierto es que el "detenido" fue puesto el libertad sin haber ni tan
siquiera visto la cara del juez que acordó ambas medidas, pudo dormir en
su casa, y hasta tiene la posibilidad de viajar hoy a Suiza para
continuar con las labores de blanqueo de capital y posiblemente seguir
destruyendo pruebas. Muy ingenuo será quien crea que este tipo de
personajes esconden la documentación sensible en su propio domicilio o
en su despacho personal.
Por
lo que ahora sabemos no había ninguna investigación judicial abierta,
en la mañana del 16 de abril la Agencia Tributaria se apresuró a mandar
un informe al fiscal jefe de Madrid, para que éste a su vez acudiese
presuroso al juzgado de guardia para solicitar un inmediato registro
judicial, que se llevó a cabo horas después. Todo un montaje preparado
por los políticos que nos gobiernan para llevar a cabo un acto electoral
a costa de hacer sangre con uno de los suyos. Ni la mafia italiana
podría hacer las cosas mejor y con tanta rapidez.
Visto lo visto hoy los dirigentes del PP podrían cantar al unísono, pero en silencio, "Rodrigo somos todos",
solo que a unos ya les han cazado y a otros no. Es la única diferencia
entre los que gobiernan y los que han dejado de hacerlo. Ahora que el
30% de los españoles sigan votando a estos manipuladores, trileros
impresentables, carentes de escrúpulos, que son capaces de todo con tal
de mantenerse en el poder.
+@Ramón Cotarelo: Moción de censura a esta banda de ladrones, ya
DdA, XII/2978
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