Lazarillo
Ayer falleció Trifón Cañamares García. En el mes de julio próximo habría cumplido 104 años y quienes le han tratado en el último periodo de su dilatada existencia hablan de su energía y lucidez envidiables. Natural de Cendejas de Enmedio (Guadalajara), era vecino del barrio madrileño de El Pozo del Tío Raimundo, del que fue uno de sus mayores defensores, junto al padre Llanos, con quien compartió lucha y militancia. Alternó la actividad clandestina en Comisiones Obreras con su militancia en el Partido Comunista durante casi ochenta años, desde la Guerra de España.
Nacido en una familia de campesinos, labor que su padre compaginaba además con su trabajo en una carnicería, desde pequeño sufrió la injusticia, por lo que decidió hacer todo lo que estuviese en su mano para acabar con ella. Trifón se afilió al Partido Comunista en Jadraque, como muchos antifascistas de la zona. Muy pronto fue nombrado comisario delegado en la 49º Brigada Mixta del Ejército republicano, creada en Guadalajara. Condenado a pena de muerte en 1939, le fue conmutada por la de 30 años de cárcel que sufrió en varias prisiones. Su hermano Ciriaco y otros familiares y amigos de Cendejas también sufrieron prisión.
La dictadura franquista no pudo con este hombre de sólidos ideales. Llegada la transición, se esforzó por la reconstrucción del Partido Comunista en Guadalajara. Toda una vida de lucha, con dos heridas de combate y varias condenas en cárceles y campos de concentración, no consiguieron que este guadalajareño perdiera el entusiasmo y las ganas de seguir peleando por su ideario hasta el último día de su vida.
En 2013, cuando cumplió 100 años, Cañamares recibió el homenaje del Foro por la Memoria de Guadalajara. “Os deseo que me paséis en años y en salud, pero con las ideas claras”, fueron las palabras que este guadalajareño, puño en alto, quiso dedicar a los asistentes al acto. También desde 2013 la agrupación de Guadalajara de las Juventudes Comunistas lleva el nombre de Trifón Cañamares.
DdA, XII/2946
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