Ángel S. Harguindey
Pocas veces estuvo más justificado el título de una serie de documentales, Imprescindibles, como en el caso del que se centra en Elías Querejeta y que emitió el pasado viernes La 2. Absolutamente imprescindible para el cine español de los últimos 50 años y por varias razones.
En primer lugar porque sin la cabezonería de Elías
no habrían rodado sus primeros largometrajes Carlos Saura, Francisco
Regueiro, Victor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Montxo Armendáriz,
Ricardo Franco, Emilio Martínez Lázaro, Jaime Chávarri, Fernando León de
Aranoa o su propia hija, Gracia, entre otros. Es decir, que sin la
tozudez de un tozudo de Hernani nuestro cine y, por tanto todos
nosotros, seríamos estéticamente mucho más pobres y más ignorantes.
En segundo lugar porque sin su arraigado compromiso con su tiempo y
su país ("mi patria es mi infancia, es decir, mi patria es Hernani") no
se habrían realizado dos documentales también imprescindibles para
entender el drama del País vasco: Asesinato en febrero y Al final del túnel, dirigidos los dos por Eterio Ortega con guion de Elías.
En tercer lugar porque con Elías el cine español alcanzó un grado de
profesionalismo infrecuente. Formó un equipo técnico espléndido desde la
premisa de que la clave de toda película es el montaje.
Y en cuarto lugar, porque el rodaje del documental permitió resaltar
el talento de sus directores, Gerardo Sánchez y Alberto Bermejo, para
enlazar el diálogo de Querejeta y Saura ante el Guernica de Picasso con parte de la filmografía del productor, y muy especialmente con algunas secuencias de Pascual Duarte,
la excelente adaptación de Ricardo Franco, la misma que desató las iras
de Tennessee Williams, presidente del jurado de Cannes el año en el que
se le concedió el premio de interpretación a José Luis Gómez. Allí,
ante el tremendo cuadro de Picasso, supimos del último proyecto de esos
dos testarudos del cine español: 33 días, la historia del poco
más de un mes que tardó Picasso en realizar una de las obras maestras
del arte del siglo XX. La muerte de Elías truncó el proyecto.
El País
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