Por
eso no extraña la bajeza de este engolado y fatuo leguleyo que se permite
incluso comentarios ofensivos para el esforzado juez de la causa. Los hechos
que fundamentan los sucesivos autos y resoluciones del juez y de la Audiencia
de Mallorca no requieren una interpretación muy especializada, pues se explican
por sí solos por la asimetría de la figura de ambos cónyuges y la diferencia
nada desdeñable entre la presunta escasa formación empresarial de un balonmanista
y el dominio de la misma de una licenciada en ciencias empresariales que
además se entrena en conocimientos financieros en una entidad catalana
bancaria de primera línea. Un abogado
tiene que hacer todo lo posible por defender a su cliente, pero también debe saber
perder. Algo que no adorna precisamente a este obstinado caballero. Porque la
obstinación es típica precisamente de quienes saben que no tienen razón.
En
suma, un abogado en ejercicio que, dadas las circunstancias, el marco en que
el proceso penal se está sustanciando y sus reiteradas comparecencias en los
medios, roza la baja estofa y por tanto nada recomendable.
DdA, XII/2893
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