Asalto al palacio de la exregente María Cristina de Borbón
Félix Población
La noticia del día es que la infanta Cristina de Borbón, hija del rey de España impuesto por Franco en 1969 y coronado a la muerte del dictador en 1975, se sentará en el banquillo de los acusados según ha decretado el juez José Castro. Lo hará ante un tribunal que la
juzgará como cooperadora necesaria en los delitos fiscales de su marido, el exbalonmanista Urgadangarin, sin que por el momento haya renunciado a sus derechos dinásticos. La ocasión es propicia para remontarse en el pasado de la monarquía borbónica en España, pues hay precedentes que pudieron acabar en el banquillo.
El primero data de quien llevó el mismo nombre que la infanta, la reina regente María Cristina de Borbón, esposa del rey felón Fernando VII, que se casó en segunda nupcias con el apuesto sargento Fernando Muñoz, y a la que los historiadores juzgan como paradigma de corrupción durante el reinado de su hija, Isabel II, la de los tristes destinos, según Pérez Galdós. Y es que junto al sargento, elevado a la categoría de marqués de San Agustín y duque de Riansares*, una serie de concesiones ferroviarias, contratos y movimientos financieros nutrieron no solo las rentas de la exregente, sino las de cuantos arribistas crecieron en su entorno.
María Cristina se había convertido
en un auténtico baldón para la monarquía, aunque no era el único personaje público
-civil o militar- conocido por sus corruptelas. La exregente
jugaba a la Bolsa con información privilegiada y cobraba comisiones en
los negocios del ferrocarril. España estaba en los albores de la
revolución industrial y el nombre de María Cristina era, como otros
muchos en aquel tiempo, sinónimo de tráfico de influencias. Alcanzó
tanta impopularidad que el palacio de las Rejas, en el que residía y
desde donde cabildeaba, fue atacado el 17 de julio de 1854 durante la llamada Vicalvarada y tuvo que huir al Palacio de Oriente, donde residía su hija, la reina.
Sobre Isabel II pesa asimismo una acusación del mismo tipo. La primera denuncia seria de corrupción se remonta al mes de febrero de 1865. La firmó el reputado tribuno Emilio Castelar en las páginas de su diario republicano, La Democracia. El artículo llevaba por titular "El rasgo" y el autor exponía que la reina hacía un buen negocio al ceder el 75% de la venta
del Patrimonio Real para impedir el anticipo de los impuestos, porque
ella y "una docena de traficantes, de usureros" iban a "engordar" sus
bolsillos con el 25% restante y a costa de un patrimonio que en
realidad era nacional.
También España viviría una revolución unos años después del artículo de Castelar, la llamada Gloriosa o Setembrina (1868), que acabó con la reina en el exilio, aunque el artículo le costó en principio a don Emilio la expulsión de su cátedra.
*Población, Félix: "El amor secreto de la reina María Cristina en los tiempos del cólera". Revista Historia y vida, nº 350.
*Población, Félix: "El amor secreto de la reina María Cristina en los tiempos del cólera". Revista Historia y vida, nº 350.
DdA, XI/2879
2 comentarios:
De donde se desprende la utilidad de conocer la historia para saber del país donde vivimos. ¿Saben nuestros jóvenes historia? No. ¿Por qué? Para no saber donde viven. ¿Para qué? Cuanto más ciegos más mansos. Ay del pastor!
Lo que anuncia PODEMOS es una revolución democrática, no lo olvidemos, y termina el año siendo el único partido del que se habla en la calle como algo esperanzador. No es que los medios le prestenten antención -salvados los públicos-, es que cosechó más de un millón de votos en un par de meses y puede conquistar muchos más en cuanto se le de a los ciudadanos la oprortunidad de votarlos. 2015 nace muy dintinto a cómo acabo 2013. ¿O no se acuerdan?
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