Antonio Aramayona
Leo
con asco y con horror que el arzobispado de Burgos no ha tenido otro remedio
que admitir que una menor (actualmente tiene 18 años) fue sometida a exorcismo
(al parecer, trece sesiones) a manos de un “exorcista legítimamente
nombrado" por su obispo. ¿El motivo? Aquella muchacha era anoréxica (dejó
de comer, según ella, “por hacer penitencia”), padecía de ansiedad, se intentó
suicidar y sus papás (pertenecientes a la secta católica “Milicia de Santa
María, fundada hacia finales de los 50 por el jesuita Tomás Morales,
actualmente en trámites de canonización) interpretaron que era un caso de
“posesión diabólica” y fueron persuadidos por el párroco de una iglesia burgalesa
para someter a su hija a sesiones de exorcismo.
(Llama la atención cómo
el arzobispado de Burgos intenta sutilmente en una nota hacer responsables a
los padres de la muchacha del diagnóstico, así como de la decisión de empezar y
acabar el exorcismo. ¡Sepulcros blanqueados!)
El arzobispado de Burgos afirma en la nota que el exorcismo es a) una práctica religiosa que se ha
mantenido en la tradición de la Iglesia b) un derecho de todos los fieles, c) el
exorcista estaba "legítimamente nombrado" por su obispo y d) el obispo es quien valora la oportunidad de realizar
el exorcismo.
La ignorancia de esa
gente, su afán por dominar y manipular las mentes, conducen a presentar la
anorexia no como un trastorno psicogénico de la alimentación, sino como un caso
de posesión satánica. Basta asimismo con tener unos conocimientos básicos de la
ansiedad para intentar ayudar a quien padece algunos trastornos derivados de la
misma en lugar de sepultarla en un pozo de supersticiones cada vez más hondo.
He tenido el mal gusto de
visitar el sitio web oficial de la Milicia
de Santa María. He redoblado mi mal gusto visitando el sitio web oficial
del “Padre Tomás Morales S.J.”. (¡Qué manía tienen algunos clérigos con
fundar todo tipo de congregaciones, asociaciones y milicias!). Tras ello, se
explica mejor el horror padecido por aquella muchacha y el asco que, mientras
escribo, aún permanece en mi estómago.
DdA, XI/2864
1 comentario:
Me indigna que se sigan respetando supercherías de esta índole cuando causan daño y me indigna más aún que estos hechos no sean perseguidos por la ley, así como quienes los permiten los aconsejan y los llevan a cabo. No solo son sepulcros blanqueados, son una peligrosa banda de malhechores y mangantes.
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