La dimisión del fiscal general del Estado,
Torres Dulce, sigue teniendo mucho que ver con este título. Lo mismo que la
separación de la carrera judicial del juez Garzón y del juez Elpidio Silva, y
el apartamiento de la causa de la Gürtel del juez Ruz y la virtual impunidad de
Blesa, del caso Botín que ha terminado beneficiando a la familia, y de una
caterva de miembros del partido del gobierno en instituciones varias, así como
los abusos feudales de los Oriol Urquijo que viven en una inmensa propiedad en
pleno Parque Natural de este país. Y también, el encarcelamiento de Bárcenas.
El encarcelamiento de Bárcenas responde a la estrategia militar que incluye la
posibilidad de víctimas en las filas propias por “fuego amigo”. Sirve al disimulo.
Esta especie de falso descuido permite decir a los titiriteros del gobierno y
a sus cómplices mediáticos -los periodistas de todos conocidos- que el caso
Bárcenas es la prueba de que el gobierno es el primero en perseguir la
corrupción y es el primero en respetar la independencia judicial. Así creen
ahuyentar la sospecha del pueblo, más bien la certeza, de que el gobierno está
detrás de multitud de maniobras para ir eximiendo sucesivamente de
responsabilidad penal (después de haberse zafado de la responsabilidad política
al no haberse producido prácticamente dimisiones ni ceses, a todo un ejército
de bribones integrantes de una asociación ilícita para delinquir, como califica
el juez Ruz en el sumario ese tropel de fechorías
Visto el
monto del latrocinio y despilfarro calculado en conjunto de unos 40 mil
millones de euros estafados, malversados o robados por la clase política y
principalmente por quienes gobernaron o gobiernan; vista la vida muelle y opulenta
de miles y miles de habitantes al lado de la pobreza y desamparo que sufren ya
millones de ciudadanos y ciudadanas; y visto en perspectiva el
panorama general de la situación política y social que están deparando los
actuales gobernantes al pueblo español, está muy claro que la misma
guerra civil de este país en 1936, se viene desencadenando entre los mismos
bandos (en esta ocasión y menos mal, virtual y metafóricamente) pero, por
ahora, con el mismo resultado final funesto para el pueblo que es el que está
pagando las consecuencias como las pagó en aquella contienda para olvidar...
DdA, XI/2875
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