Félix Población
Leo que Izquierda Unida rechaza y se opone, como es de ley y de forma
contundente, al argumento falaz esgrimido por Ana Botella (alcaldesa de Aznar
por Madrid) de otorgar una plaza a Carrero Blanco. Se acogería, según Botella
de Aznar (repito), a una proposición adoptada en el pleno del Ayuntamiento de
Madrid por unanimidad de todos los grupos, al objeto de reconocer a todas las
víctimas del terrorismo tras la recuperación de la democracia, fechada
constitucionalmente en 1978 y no antes, que yo sepa y la historia juzgue.
El responsable de Memoria Democrática de IU de la Comunidad de Madrid, José
Antonio Moreno, ha advertido a Botella que “ni IU ni su grupo municipal han
avalado semejante barbaridad y, de llevarse a cabo, iremos a los tribunales ya
que es una iniciativa ilegal que contraviene lo previsto en la Ley 52/2007,
conocida como Ley de la Memoria Histórica, la cual prohíbe actos, signos y
símbolos de exaltación y/o apología de la dictadura franquista". Esa
dictadura, no lo olvidemos, se personaliza en este caso en la figura del
protagonista de la placa, aspirante a suceder al extinto caudillo en la
jefatura del Estado. Botella de Aznar entiende, por lo tanto, la memoria histórica
al revés, esto es, recreando y exaltando en exclusiva la memoria de los
vencedores, sobradamente exaltada a lo largo de casi cuatro decenios.
El atentado en el que
murieron el almirante Luis Carrero Blanco, su conductor y su escolta en 1973 será el primero que
recordará el Ayuntamiento de Madrid con una serie de placas que se colocarán a
partir del próximo mes de diciembre en todos los lugares donde el terrorismo
provocó víctimas mortales, conformando lo que según Botella de Aznar se
denominará "El itinerario de la libertad".
Nada mejor para empezar ese camino que el almirante Carrero, a quien Juan
Luis Cebrián califica como un enemigo del liberalismo y la democracia, y cuyo
pensamiento interpreta el historiador Antonio Elorza de este modo: "Lo
propio de Carrero es la contrarrevolución, el anticomunismo a ultranza, la
satanización de la masonería, de acuerdo con una visión
conspirativa de la historia en que las fuerzas infernales tratan de imponerse
hasta la aparición de una cruzada salvadora como la encabezada por Franco:
"El diablo inspiró al hombre las torres de Babel del liberalismo y del socialismo, con sus secuelas
marxismo y comunismo", y la masonería
a modo de instrumento para su penetración. "Éste es precisamente el
problema español", insiste. "España quiere implantar el bien, y las
fuerzas del mal, desatadas por el mundo, tratan de impedírselo".
Luis Carrero Blanco, hasta el día de su muerte, estaba al frente de la
Presidencia del Gobierno, que entre otros organismos controlaba los Servicios
Documentales -sitos en Salamanca desde el final de la Guerra Civil-, en cuyas
dependencias se encontraba, por decreto de 21 de enero de 1971, el archivo de
una de las más importantes instituciones represivas del régimen, entre cuyos
tibunales figuró el temido TERMC (Tribunal Especial para la Represión de la
Masonería y el Comunismo), desaparecido en 1963. Más de tres millones de fichas
policiales de los vencedores están registradas en lo que en la actualidad
constituye el Centro Documental de la Memoria Histórica.
Nota: La placa de la fotografía corresponde, como se observa, a la que ya
existe desde 1974, colocada un año después del atentado que costó la vida al
militar. La que se proyecta tendría otro texto, que reparte honores con el
guardaespaldas y al conductor del vehículo también fallecidos, excluidos de los
mismos en la primera placa: "Aquí fueron asesinados por la banda
terrorista ETA Luis Carrero Blanco, Juan Antonio Bueno Fernández y José Luis
Pérez Mogena el día 20 de diciembre de 1973. Verdad, memoria, dignidad y
justicia".
DdA, XI/2842
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