Félix Población
Recientemente
tuve oportunidad de hacer la fotografía que ilustra este comentario y
que en texto muy académico y latino honra la memoria de quien fuera
rector de la Universidad de Oviedo, Leopoldo Alas García-Argüelles, hijo
de uno de los más sobresalientes escritores de la literatura española,
Leopoldo Alas "Clarín", autor de La Regenta. La placa se encuentra a la
entrada del edificio histórico de la citada universidad, sita en el
corazón de la capital asturiana, y fue inaugurada con motivo de
quincuagésimo aniversario del fusilamiento del rector por parte del
ejercito golpista del general Franco. Esto es, las autoridades
académicas tributaron este homenaje con suma diligencia, doce años
después del fallecimiento del dictador.
Cuenta
el excatedrático de Historia Contemporánea David Ruiz, con quien tuve
el gusto de hablar el mismo día en que hice la foto, que a Leopoldo Alas
García-Argüelles, personalidad de indudable prestigio intelectual a la
que debe Oviedo uno de los capítulos más brillantes de su historia
universitaria, lo asesinaron más por la memoria nociva de La Regenta que tenía el alto clero que por las acusaciones que pesaran sobre él. Medio siglo después de la publicación de la extraodinaria novela, en opinión de Ruiz, la jerarquía católica no había digerido el supuesto contenido
subversivo de la obra de Clarín. Por eso se dijo que en la figura de
Alas y García-Argüelles habían pretendido matar la memoria de su padre.
La ejecución tuvo lugar a la seis de la tarde del 20 de febrero de 1937
en el patio de la cárcel modelo de Oviedo. Según dejó escrito el
excelente periodista Juan Antonio Cabezas en su libro ‘Asturias: catorce
meses de guerra civil’, que tuve el gusto de leer recientemente, el pelotón de fusileros falló en la primera
descarga. El hijo de Clarín fue rematado con un tiro de gracia: “Pared
por medio del patio, en una dependencia carcelaria dedicada a las
mujeres, que denominaban las Escuelas, se encontraban detenidas entre
otras las esposas del periodista y director del diario Avance
Javier Bueno [María Brasero, su segunda mujer viuda de Bueno tras el
fusilamiento de éste en 1939]], de Amador Fernández, de Vallina
[administrador del periódico y compañero de Bueno respectivamente], de
Belarmino Tomás, de Mulero, de Oliveira y una maestra de Tineo llamada
Teresa Vázquez".
"Estaban atentas -prosigue Cabezas en el libro aludido- porque se sabía que iban a fusilar al
rector y le oyeron decir ante el pelotón con una voz nerviosa, pero muy
enérgica: ¡Mujeres que me escucháis al otro lado de esta tapia. Que ésta
sea la última sangre vertida. Que sirva para aplacar los odios y las
venganzas! ¡Viva la libertad!. Unos segundos después oyeron las
descargas. Algunas gritaron sin poder contenerse ¡Asesinos! Otras
cayeron al suelo desmayadas”.
Tras
esa metafórica y fría fraseología latina inscrita en la placa que
preside la entrada al edificio histórico de la Universidad de Oviedo, se
evidencia un afán manifiestamente encubridor por parte de las
autoridades competentes de no revelar a las claras -doce años después de
la muerte del dictador entonces y casi cuarenta ahora- en qué consistió el acerbo fato raptum que
dejó a Oviedo sin una de sus más esclarecidos vecinos. ¿Sería idea
también del alto clero contarlo en latín en 1987 para seguir matando o
diluyendo memorias?
*Artículo publicado hoy también en Asturias24
*Artículo publicado hoy también en Asturias24
DdA, XI/2815
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