Ignacio Escolar
La enferma se enteró de que estaba infectada de ébola por la prensa.
Algo normal, en un país con una ministra de Sanidad que también
descubrió por la prensa que tenía un jaguar en el garaje, o que sus viajes a Eurodisney y otras fiestas infantiles los pagaba la trama Gürtel. Una de dos: o la prensa española es excelente, o esta ministra es nefasta.
Si Sanidad incumplió un protocolo tan básico como informar primero al
paciente antes que a los periodistas, ¿qué podemos esperar del grado de
cumplimiento del resto de los protocolos contra el ébola? ¿Del nivel de
formación y equipamiento que recibieron los sanitarios que atendieron a
los dos misioneros repatriados? ¿Del efecto de los recortes y
tijeretazos en la sanidad, en un hospital que un día fue puntero en el
tratamiento de las enfermedades más complejas y que esta semana ha
pasado a la historia como el primer lugar del mundo fuera de África
donde el ébola se contagia?
El espectáculo
internacional que está dando España con este caso solo es comparable con
el bochorno que da ver a una ministra que hace de telonera de su propia
rueda de prensa y cede la palabra a uno de sus subordinados cuando un
periodista le pregunta si se plantea dimitir. O la vergüenza que da
escuchar a un consejero de Sanidad, el de Madrid, acusando a la enferma de mentirosa
para salvar su propia responsabilidad política; encima de infectada,
apaleada. O el morro de un Mariano Rajoy que, ante el patético
espectáculo, solo es capaz de dar, una vez más, su respaldo incondicional a la ministra y presumir de que sus colegas europeas le están felicitando por lo bien que lo ha hecho España. De nota.
Como en tantas otras cosas, entendimos mal a Mariano Rajoy durante la
campaña electoral. Nos contó que iba a formar "el Gobierno de los
mejores" y en realidad se refería a sus mejores amigos. Ana Mato no sabe
nada de sanidad ni ha tenido experiencia previa en este campo. Tampoco
se le conoce virtud alguna para la comunicación, como demuestra cada vez
que alguien le pone un micrófono delante; tiene un talento solo
comparable al de otros 'genios' de la oratoria y la retórica como Ana
Botella. ¿Un ejemplo? Esta insuperable rueda de prensa de hace un par de
años.
¿El mayor y único mérito conocido de Ana Mato para el puesto? El de tantos otros en el Consejo de Ministros: haber mostrado
una lealtad perruna al presidente Mariano Rajoy durante años, después
de haber servido antes con la misma lealtad a José María Aznar desde los
años de la Junta de Castilla y León. Ser de la panda, como lo era
también su exmarido, Jesús Sepúlveda, otro que siguió cobrando del PP
hasta que el partido se enteró "por la prensa" de que estaba pagando un generoso sueldo a un imputado por corrupción a cambio de no hacer nada.
Puntos de Página
Eldiario.es DdA, XI/2809
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