Antonio Maestre
La muerte del presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, ha
provocado una reacción monolítica ante su fallecimiento. No ha habido
fisuras en el tratamiento mediático de uno de los mayores exponentes del
empresariado español y máximo pagador de publicidad en la prensa
española. Ninguna crítica, ninguna mención a las diferencias salariales y
de trato entre mujeres y hombre en su empresa, ni sobre su relación
polémica con los sindicatos, nada sobre las protestas ante el último
convenio de 2013, nada sobre los despidos, sólo alabanzas.
El Corte Inglés es el mayor anunciante de la prensa en España. En el
año 2011, los grandes almacenes y su matriz de viajes invirtieron en
publicidad un total de 148,5 millones de euros. La inversión del gigante
de la distribución ha sido la de mayor volumen de todas las empresas
que operan en el país en la última década, aunque el año pasado (114
millones de euros) fue superada de manera puntual por Procter And Gable,
con 122 millones de euros.
“Empresario emblemático”. Así lo define El País en su
editorial de este lunes, que se lamenta de la desaparición, en apenas
una semana, de los empresarios más representativos –Emilio Botín
falleció cuatro días antes– de la economía española de la última década.
En las cuatro páginas que El País dedica a la muerte de
Isidoro Álvarez, no asoma ninguna sombra desde que en 1952 entró en la
compañía de mano de su tío. “Astuto, intuitivo, poco dado a la
palabrería, sus colaboradores más cercanos le mostraban un respeto casi
reverencial”, dice El País en el artículo titulado Muere el gran patrón del comercio. A pesar de que Isidoro Álvarez era el sobrino del presidente de la Compañía, Ramón Areces, en El País no falta la alusión al self-made men tan
manida en estos casos: “Álvarez fue el prototipo del empresario hecho a
sí mismo en una España empujada por el desarrollismo”, define el
rotativo de referencia en su necrológica.
Llama la atención la forma en la que el diario El País trata
los 3.000 despidos que se han producido en el gigante de la
distribución durante el pasado año: “El grupo emplea a 93.000 personas,
3.000 menos que un año antes, un descenso que la empresa atribuye a la
finalización de contratos temporales y bajas voluntarias”. La única
mención a los despidos es liquidada con la versión de la empresa.
El Mundo ha sido más prolijo al tratar la figura del
empresario. El diario ha dedicado 11 páginas a glosar la importancia de
Isidoro Álvarez en la economía y el empresariado español. En su
editorial ejemplifica el tratamiento de la imagen del presidente de la
corporación comercial en el resto de artículos: “Hubo un momento en el
que disponer de una tarjeta de esos grandes almacenes era sinónimo de
distinción social”.
La extensa cobertura informativa sobre el deceso del empresario va
acompañada de artículos laudatorios que llevan la firma de diversas
figuras de la empresa y la política. Nombres como Esperanza Aguirre
(PP), Carme Chacón (PSOE), Juan Rosell (CEOE), Jaime García Legaz (PP),
Juan Roig (Mercadona), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) o Pablo Isla
(Inditex) ensalzan las grandes dotes de Isidoro Álvarez como presidente
de los grandes almacenes. No hay un sólo artículo en las 11 páginas que
dedica El Mundo en la que asome una leve crítica.
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