Félix Población
Se nos ha muerto a los 72 años Felipe Prieto, el artesano enamorado
del cuero y poeta en bable al que nacieron en Zamora y que muy pronto
arraigó en Asturias, tierra a la que amó en vivo y de palabra hasta el
punto de escribir sus versos en asturiano y ser fundador de la Academia
de la Llingua en 1980. Contaba José Manuel Vaquero en El País,
en una crónica publicada en noviembre de 1981, que Prieto acudía
puntuamelmente cada tarde al comercio en el que su mujer tenía un
negocio de artesanía, sito en la calle Jovellanos de Oviedo, para
trabajar el cuero al menos durante tres horas.
Como maestro de profesión, consideraba imprescindible que los niños
se hicieran al trabajo artesano, en el que Prieto era un perfeccionista.
Una vez terminada su jornada laboral como profesor, no podía eludir esa
cotidiana cita con el trabajo del cuero, en el que destacó de manera
brillante. Es elocuente la anécdota que cuenta la visita al local de
unos indios autóctonos de Norteamérica, maravillados ante la calidad de
los objetos realizados por Felipe Prieto. "Esto no es el mero souvenir.
Tal parece que es obra de generaciones muy anteriores a la nuestra",
comentaron. También es sabido que Felipe Prieto acudió un año a la
fiesta del Descenso Internacional de Piraguas del Sella, totalmente
ataviado de indio (ropa, mocasines y tomajawk -hacha de piedra-), según su propio diseño y realización.
Desde niño sintió un gran interés por la etnología, atraído por el
comportamiento de los pueblos primitivos y sus costumbres, algo que por
proximidad llevó a cabo sobre todo en las aldeas y pueblos de Asturias,
hasta el punto de aprender a expresarse en bable a través de sus poemas.
Lo que no he encontrado en muchos obituarios publicados ayer ha sido
alguna referencia a la cartera de colegial que Prieto regaló al Príncipe
de Asturias en 1981 y que le había encargado la fundación que lleva su
nombre.
"Una confusión deshecha por la investigación realizada por El País
ha devuelto la tranquilidad al artista, que se encontraba ligeramente
dolido por la falta de cualquier tipo de comentario sobró la cartera de
cuero que la Fundación del Principado de Asturias le había encargado
para el príncipe Felipe, en cuyo diseño, trabajo y acabado volcó todo su
arte", escribía en la citada crónica el corresponsal del citado
periódico. "Me ha llevado sesenta horas de trabajo a mano. He dado las
puntadas más pequeñas posibles en un cosido con lino (muy difícil de
encontrar) y he puesto costuras dobles. Tiene una apariencia muy simple,
con un solo detalle que, podríamos considerar lujoso: el escudo del
Principado de Asturias, al que dediqué todo un día, aunque coser el asa a
mano lleva más tiempo, pero eso es más difícil de valorar. Todas las
piezas las he diseñado una por una".
El corresponsal en Oviedo del mencionado diario continúa así su crónica:
"El 26 de julio de 1976 los reyes Juan Carlos y Sofía, que visitaban, en
Santiago, la exposición Artesanal-3, se dirigieron a la mesa donde
Felipe Prieto hacía sus cosas. "De pronto", comenta ahora, "la reina
Sofía me interrogó: «¿Con qué grado de humedad trabaja usted el cuero?».
La espontaneidad con que hizo la pregunta y su interés por otros
detalles concretos demuestran que es una experta, que sabe, en fin,
valorar muy bien este oficio artístico. Por eso a mí me extraña no tener
conocimiento de reacción alguna sobre la cartera que, según mis
noticias, la Fundación tenía pensado entregar al príncipe Felipe con
motivo de su reciente visita a Oviedo". Este periódico pudo saber
posteriormente que el príncipe de Asturias recibirá la cartera
próximamente".
Acerca de la efectiva entrega de esa cartera de colegial al que ahora
es rey con el nombre de Felipe VI no he podido encontrar documentación
alguna, aunque supongo que la Fundación Príncipe de Asturias sepa del
caso y pueda certificarlo.
UN POEMA DE PRIETO
"Yo déxovos mio voz pa semala fonda: / vuestros son la llabiega, el terrenu y la vida".
DÍGOVOS yo por ú tien d’ir la estaya,
si fai falta semar palabres atrevíes.
Atalanto ú fai falta un pocu más d’home
ú tenéis que llancar la ternura y les ansies.
U tenéis que regar con sangre o con sudor.
Demándovos a toos el brazu y la impacencia,
pídovos la paz pa cuchar el tiempu.
—Guardái el llantu en horru pa regar la muerte:
yo doivos sólo esperanza, alegría nel granu
¡Que naide mi muela la voz nel molín
nin faga pan más blancu col mio son de semenciu!
Non fagáis de tou esto nin roses nin claveles:
yo déxovos mio voz pa semala fonda:
vuestros son la llabiega, el terrenu y la vida.
*Artículo publicado hoy también en Asturias24
DdA, XI/2.758
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