miércoles, 9 de julio de 2014

EL TURISMO DE BORRACHERA Y LAS FIESTAS DE SAN FERMÍN

Félix Población

El diario Público, que suele echar sal gorda a sus portadas en lo que atañe al noticiario sexual, daba a conocer hace unos días unas imágenes en las que un videocámara -sin hacerlo explícitamente visible- nos ilustraba acerca de ciertas prácticas en las que una mujer consumía copas a cambios de sexo bucal (el oral es más elocuente) en una discoteca mallorquina. 

El asunto del turismo de borrachera, unido a la antedicha ejecutoria, ha llegado hasta la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, que confía en la concienciación para que remita esa incívica costumbre de conocer mundo a base de cogorzas. A Borrego sin duda le ha afectado el hecho de que la noticia en cuestión haya sido portada en varios periódicos británicos y ha recurrido a la concienciación como algo que cayera del cielo.

Lo cierto es que el turismo de borrachera viene siendo noticia desde hace años en España –ya sea en discotecas o a mar abierto- y como el turismo da de comer y es una fuente fundamental de ingresos en este país, se podría tener la sensación de una cierta tolerancia con estas pandas de golfos que puestos a la brava no son nada saludables para el pacífico vecindario de cualquier localidad insular o costera.

Pero lo de Borrego con la concienciación me ha hecho mucha gracia, sobre todo porque en la televisión pública de su Gobierno y el nuestro, solemos asistir año tras año a las nada edificantes imágenes del gran evento oficial de la borrachera que son los festejos de San Fermín en Pamplona, quizá para contribuir a esa concienciación de la que habla doña Isabel.

Siempre que observo a los jóvenes y menos jóvenes beodos de las populares fiestas haciendo gracias ante el micrófono de los reporteros, me pregunto si el incentivo de disfrutarlas está en la embriaguez y por qué eso, junto a las deplorables agresiones sexistas de los últimos años, es asunto noticioso en los telediarios.  Acaso porque lo uno lleva a lo otro.

Por eso, a cada edición de San Fermín pienso que de todo ese espectáculo, basado al parecer en el turismo de borrachera que en este caso se difunde a través de los medios de información públicos, la página más cívica la dan los toros, que los ponen a correr detrás unas pandas de mozos muy viriles para morir en una plaza, previa artística tortura.

Puntos de Página


                                   DdA, X/2.741                               

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