El diario Público, que suele
echar sal gorda a sus portadas en lo que atañe al noticiario sexual, daba a
conocer hace unos días unas imágenes en las que un videocámara -sin hacerlo explícitamente visible- nos ilustraba acerca de ciertas prácticas en las que
una mujer consumía copas a cambios de sexo bucal (el oral es más elocuente) en una discoteca mallorquina.
El asunto del turismo de
borrachera, unido a la antedicha ejecutoria, ha llegado hasta la secretaria de
Estado de Turismo, Isabel Borrego, que confía en la concienciación para que remita esa
incívica costumbre de conocer mundo a base de cogorzas. A Borrego sin
duda le ha afectado el hecho de que la noticia en cuestión haya sido portada en
varios periódicos británicos y ha recurrido a la concienciación como algo que
cayera del cielo.
Lo cierto es que el turismo de
borrachera viene siendo noticia desde hace años en España –ya sea en discotecas
o a mar abierto- y como el turismo da de comer y es una fuente fundamental de
ingresos en este país, se podría tener la sensación de una cierta tolerancia
con estas pandas de golfos que puestos a la brava no son nada saludables para
el pacífico vecindario de cualquier localidad insular o costera.
Pero lo de Borrego con la
concienciación me ha hecho mucha gracia, sobre todo porque en la televisión
pública de su Gobierno y el nuestro, solemos asistir año tras año a las nada
edificantes imágenes del gran evento oficial de la borrachera que son los
festejos de San Fermín en Pamplona, quizá para contribuir a esa concienciación
de la que habla doña Isabel.
Siempre que observo a los jóvenes
y menos jóvenes beodos de las populares fiestas haciendo gracias ante el
micrófono de los reporteros, me pregunto si el incentivo de disfrutarlas está
en la embriaguez y por qué eso, junto a las deplorables agresiones sexistas de
los últimos años, es asunto noticioso en los telediarios. Acaso porque lo uno lleva a lo otro.
Por eso, a cada edición de San
Fermín pienso que de todo ese espectáculo, basado al parecer en el turismo de
borrachera que en este caso se difunde a través de los medios de información
públicos, la página más cívica la dan los toros, que los ponen a correr detrás unas pandas de mozos muy viriles para morir
en una plaza, previa artística tortura.
Puntos de Página
DdA, X/2.741
No hay comentarios:
Publicar un comentario