Qué tiene la derechona/ que a todas horas/difama y miente/por las esquinas? Igual que la Zarzamora, el facherío nacional deambula a trompicones, en estado de shock,
lloriqueando por las esquinas... y embistiendo encarnizadamente hacia
siniestra con acusaciones tremendistas dirigidas a PODEMOS. Alguien (más
de uno) se está haciendo caquita.
Porque, a ver, estos perro-flautas de
PODEMOS, a priori, no rebosan glamour con su ropa del hiper y esos
pelos largos. Pero luego, abren una bocaza instruida y te sueltan un
discurso coherente que conecta con la sensibilidad de los ciudadanos. Y
en varios idiomas si se tercia. ¡Y que te los crees coño! Porque estos
chiquilicuatres no necesitan que nadie les escriba sus intervenciones.
Les fluyen con una sobrecogedora naturalidad. Resulta que tienen ideales
los jodíos. Así que no sorprende la reacción de la casta. Que si son bolivarianos, peligrosos comunistas que nos meterán en checas
a la primera de cambio. Que si son del ámbito etarra. (Como he leido en
un twit : Una prueba irrefutable es que Pablo Iglesias lleva col-ETA).
Hasta la Cospe, otra reputada idealista, ha pedido a la fiscalía que
les abra una causa por su vinculación a Herrira. Porque aquí no hay
presunción de inocencia que valga. Hay que sacarlos de la escena
política como sea, no vaya a ser que les desmonten, o les deconstruyan,
lo que ellos creen su cortijo. Uno de los más recientes proyectiles de
la impenitente balacera, es un libro que ustedes pueden adquirir en el
Corte Inglés: Deconstruyendo a Pablo Iglesias. Una
especie de catecismo en el que diez prestigiosos periodistas y
economistas del círculo neocon van desvelando las características que
evidencian que, Pablo Iglesias y todos los de PODEMOS, son el demonio
cojuelo.
La conclusión de estos imparciales profesionales es que un
gobierno que pusiera en práctica el programa de PODEMOS solo podría
traer el caos a este país, llamado España. Fíjense ustedes, a mí me
parece que, en el caos, es exactamente por donde andamos ahora. Con una
clase política descreída, cuando no corrupta, que ha perdido, si la tuvo
alguna vez, cualquier empatía con el sufrimiento de los ciudadanos. Con
una Constitución inviolable. Para todo, menos para hacernos avalistas
de la estafa financiera de la banca. Con un sistema jurídico y fiscal
que protege los intereses de los poderosos y tritura sin piedad a los
más débiles. Sufriendo una represión implacable a la protesta y un
retroceso brutal en libertades elementales de toda clase.
DdA, XI/2.735
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