viernes, 11 de julio de 2014

ALCALDESA BOTELLA: ¿NO HUELE USTED LA MIERDA DESDE SU DESPACHO?

Santiago Herrero

Cuando el ayuntamiento de Madrid cambió el contrato de limpieza urbana, la inefable alcaldesa de la Villa y Corte juró y perjuró (en el sentido de jurar en falso, como suelen hacer todos sus correligionarios) que la calidad del servicio no iba a resentirse. Nadie la creyó pero se cambió el contrato por la voluntad solitaria del PP.
Parece que el nuevo contrato ha entrado en vigor a primeros de este mes de julio. Como por casualidad, ha coincidido con el macrobotellón adosado al desfile del Orgullo Gay, celebrado en Madrid el pasado sábado día 5. Quiero indicar que el cambio de itinerario impuesto por ese dúo de dinámicas peperas (Cifuentes y Botella) ha convertido al barrio de las Cortes en el descargadero de necesidades líquidas y sólidas de la parte más incívica del desfile (a juzgar por los desechos, algunos miles)
Escribo estas líneas en la tarde del 9 de julio. Han pasado casi cuatro días completos (90 horas) desde que terminó el desfile LGTB y el macrobotellón adjunto. Con la excepción de la manzana del Congreso de los Diputados, vigilada 24 horas al día por la policía nacional, no se ha limpiado el barrio. Marqués de Cubas, Los Madrazo, Marqués de Casa Riera, Arlabán… todas ellas lucen aún los “restos de la batalla” en forma de botellas rotas y otros desperdicios de la fiesta, un insoportable olor a orín alcohólico y algunos residuos intestinales humanos sólidos, acompañados de montañas de servilletas de papel… quiero decir mierda humana, por si alguien no lo entiende.
En conversación con algunos operarios de la contrata de limpieza encontrados en otras partes el centro, nos cuentan que la aplicación del nuevo contrato ha transformado la dotación de esta parte del centro de Madrid (Paseo del Prado, Huertas, Letras, Cortes, Chueca) de dieciocho a seis operarios. Lo que para nosotros era limpieza diaria (centro turístico de la ciudad) se ha convertido en… Aún no podemos decirlo porque desde el sábado no ha pasado nadie.
Si uno fuese malpensado achacaría esta falta de limpieza a la homofobia de la alcaldesa confundidora de peras y manzanas… “¡Para que os enteréis de que son unos guarros! Es lamentable no poder decir si esta sospecha es verdad o mentira hasta que pase la próxima semana santa. El viernes de esa semana, el barrio de las Cortes se ve literalmente aislado y encerrado por la procesión religiosa que parte de la iglesia más reaccionaria de la ciudad (Jesús el Rico, el nombre lo dice todo, la favorita del matrimonio Franco) cuyo recorrido impide a cualquier vehículo de asistencia urgente entrar en media docena de calles. Apenas terminado el acto confesional, el servicio de limpieza municipal ejecuta un completo (con agua incluida por si la cera de los cirios) para que los vecinos no comulgantes no podamos quejarnos de la suciedad que pudiesen dejar los católicos procesionadores.
Dicen que la alcaldesa observa esa procesión desde el ventanal de su despacho en el regio ayuntamiento que le dejó en herencia su antecesor. No sé si es verdad. Pero seguro que no ha abierto esa ventana desde el sábado 5. Tendría que haber sentido el tufo, la mierda se acumula a menos de doscientos metros, en la misma esquina del Thyssen.
O, como diría el admirado Fernando Fernán Gómez, “Señora mía, váyase…”


                                        DdA, XI/2.743                                       

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