Jaime Poncela
Un proveedor de embutidos de Jabugo me ha mandado una interesante
propuesta comercial. Si yo le hago un pedido de jamones, lomos y otras
exquisiteces porcinas y la Roja gana el Mundial de Brasil, el
industrioso chacinero me lo regala todo, desde la pezuña del marrano
hasta el cordel del último chorizo. Me parece razonable la apuesta, ya
que aunque las posibilidades matemáticas de perder mi dinero son muchas,
siempre me quedará el consuelo de comer jamón de Jabugo aunque sea
pagando. Si gano el concurso, miel sobre hojuelas. Uno se pasa el día
tomando decisiones en las que el azar tiene mucho que ver, aunque
prefiere hacerlo cuando hay alguna mínima contrapartida. Se puede uno
arriesgar a comer jamón del bueno y soñar con la posibilidad de que,
además, salga gratis. La apuesta lo merece. Si la Casa Real hiciera a
los españoles una propuesta comercial parecida a la del señor jamonero
de Jabugo, seguramente los ciudadanos saborearíamos la democracia con
mucho más placer aunque finalmente nos costase dinero. Pongo por caso
que el heredero del trono de España, pata negra de la españolidad y la
modernidad según se nos dice a todas horas, nos ofreciera la posibilidad
de condicionar su reinado a que el personal votase antes en un
referéndum si este es el modelo de Estado que prefiere. Si sale que
nones a la monarquía, el heredero nos devolvería el dinero y la
república y haría las maletas. Si sale que sí, Felipe VI estaría en el
menú constitucional porque se lo habría ganado en buena lid y, de paso,
el sabor de la democracia sería algo menos rancio de lo que es ahora. El
problema es que las monarquías y sus cortes de lameculos están
acostumbradas a presentar ofertas sin ninguna contrapartida, del estilo
de las que se hacen en las tómbolas en las que el premio gordo es la
muñeca Chochona. Lo tomas o lo dejas. Uno cree llevar todas las
papeletas para arrasar con el tenderete y al final se va a casa con un
peluche horroroso de tamaño descomunal. Esto solo confirma que un
vendedor de jamones hace mucho más por su negocio que todo un príncipe.
Que aproveche.
Artículos de Saldo DdA, X/2.724
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