Hay un libro sobre fútbol que a los que gustamos de este deporte con la misma filosofía que su autor, el escritor urguayo Eduardo Galeano, nos parece magnífico porque cuenta aquellas historias del fútbol que son significativas para quien las narra. Se titula la obra "El fútbol a sol y sombra", lleva ya cuatro ediciones desde 1995 y está publicado en España por Siglo XXI.
Se trata de un homenaje al fútbol, música del cuerpo, fiesta de los ojos, que no excluye una denuncia de las estructuras de poder de uno de los negocios más lucrativos del mundo. "La tecnocracia del deporte profesional -escribe Galeano- ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad".
Desconozco si Galeano añadirá más páginas a tan excelente libro después del campeonato mundial que se está celebrando en Brasil estos días y que tantas protestas sociales viene acumulando en aquel país, por estimar quienes las promueven que el presupuesto para ese evento internacional merma el que podría dispensarse a la atención de las necesidades de la población más desfavorecida. En la última edición, incorporaba el autor algunas breverías del último campeonato celebrado en Sudáfrica, que concluyó con la victoria de la selección española. De no hacerlo en una próxima edición con la noticias que podría incorporar provenientes de Brasil 2014, Galeano se perderé el comentario de esta que hoy publica el diario argentino Página/12 y que con toda seguridad sabría afilar con su pluma:
“Esta Copa de mierda nos arruinó. Quedó toda esa
‘resaca’ de uruguayos, chilenos, colombianos, argentinos, no sé de
dónde. No pagan nada, están ‘secos’, no tienen un real, lloran por todo,
quieren todo gratis.” (De una prostituta de Copacabana a la agencia DPA sobre los efectos
para su negocio del avance de las selecciones latinoamericanas en el
Mundial.)
DdA, XI/2.740
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