Pensándolo bien, veo pocas diferencias entre la sucesión monárquica
española y el legado de Tibu, esa broma chusca que incendia las redes
sociales (al parecer las redes sociales son altamente inflamables porque
las incendia cualquier bobada) y que viene a ser como una novatada de
colegio mayor. Al fin y al cabo hay uno al que le da un aire, hace algo
llamativo y reta a otros a que hagan lo mismo so pena de pagar una
mariscada en caso de no cumplir el desafío. Es más, yo creo que Juan
Carlos I no ha abdicado a causa de esas intrincadas razones que
analizan politólogos y tertulianos. Nada de ciclos históricos, ni del
fin de la Transición, ni nada de nada. Chorradas. El Rey ha visto en el
legado do Tibu una ocasión dorada para darse el piro y dejarle a su
hijo y nietas, respectivamente, el marronazo de tener que seguir jugando
a los reyes en un país donde, por lo general, pintan espadas y bastos.
La campechanía borbónica tiene la ventaja de que permite echarle morro a
la Historia de España y metérsela doblada al propio sucesor. Si Carlos V
se retiró a pescar truchas en Yuste porque le dio la gana, a ver por
qué Juan Carlos I no va a poder solazarse en su pabellón de caza
viéndolas venir. El legado abdicatorio de Juan Carlos I pone en la
picota a Felipe VI, nuevo rey en la corte de Tibu que va a tener que
mojarse tirándose en plancha sobre las revueltas aguas hispanas. O eso, o
pagarles una mariscada a los de Podemos y a otros españoles que solo
tienen interés por las coronas cuando se trata de las de sus propias
muelas. Las demás les sobran. Así que el Rey Juan Carlos ha considerado
la abdicación como una dación en pago de la pesada hipoteca que le
suponía reinar, y ha optado por hacerle un legado con peineta a su
querido hijo que, según se sucedan las cosas a partir de hoy mismo, será
recordado por la historia como Felipe VI o como Tibu I el fugaz.
Puntos de Página
La tía "laica, roja y republicana" de Letizia defiende el referéndum
Artículos de Saldo DdA, XI/2.733
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