Lazarillo
Aunque mi estimado y admirado Ángel Viñas solo se permite con mucha elegancia por su parte dejar de manifiesto el hecho, que el ministro de Asuntos Exteriores no dio las condolencias a la esposa del embajador Máximo Cajal con motivo de su fallecimiento, evitando el prestigioso historiador todo comentario, este Lazarillo no puede evitar hacer el suyo, porque la catadura humana de una persona se refleja en comportamientos como el que García Margallo ha tenido. Con lo cual quiero decir, y digo, que el actual ministro de Asuntos Exteriores de este reino en declive es un indeseable. He aquí la nota de Viñas en su blog:
Aunque mi estimado y admirado Ángel Viñas solo se permite con mucha elegancia por su parte dejar de manifiesto el hecho, que el ministro de Asuntos Exteriores no dio las condolencias a la esposa del embajador Máximo Cajal con motivo de su fallecimiento, evitando el prestigioso historiador todo comentario, este Lazarillo no puede evitar hacer el suyo, porque la catadura humana de una persona se refleja en comportamientos como el que García Margallo ha tenido. Con lo cual quiero decir, y digo, que el actual ministro de Asuntos Exteriores de este reino en declive es un indeseable. He aquí la nota de Viñas en su blog:
El embajador Carlos Miranda, buen amigo mío, publica una necrológica
sobre otro común amigo, el embajador Máximo Cajal, recientemente
fallecido. Hubo ya varias en EL PAIS y, por pudor, no quise escribir yo
la mía. Eso sí, el libro que estoy terminando sobre la hábil prudencia
de Franco se lo dedicaré también a Cajal. Me entero de que el señor
ministro de Asuntos Exteriores no se ha dignado ni siquiera enviar unas
líneas de condolencia a la viuda. Muy en forma.
Así es cómo esta España de nuestros pecados honra a sus servidores.
Sin comentarios.
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