domingo, 8 de junio de 2014

DE STALINGRADO A NORMANDÍA: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA VICTORIA ALIADA

Patricio Azcárate*

Pocas veces a lo largo de la historia se ha desfigurado y tergiversado la historia como en estos días con motivo del 70º aniversario del desembarco del ejército aliado (mayoritariamente norteamericano) en las playas de Normandía. No se trata, en absoluto, de menospreciar el valor y el espíritu de sacrificio de esos soldados que junto a sus compañeros ingleses, polacos y de otras nacionalidades, incluyendo muchos españoles excombatientes del ejército republicano, llevaron a cabo una de las más brillantes operaciones militares de la segunda guerra mundial. Evidentemente, en estos tiempos en que el prestigio de Estados Unidos, y en particular de sus fuerzas armadas, está en franco declive, se comprende el afán de Washington por ensalzar al máximo el gesto de solidaridad que suponía esta operación hacia una Europa vencida y arrasada por los ejércitos nazis. 

Pero los hechos son los hechos, y no se puede jugar con la historia según las conveniencias políticas de cada momento. Se está presentando estos días de forma machacona en todos los medios audiovisuales y escritos occidentales el desembarco de Normandía como la batalla más importante de la guerra, la batalla decisiva que determinó la derrota de Alemania y la consecuente liberación de Europa. Esto es falso, totalmente falso, y es vergonzoso que los muchos historiadores especializados en la Segunda Guerra Mundial se mantengan silenciosos. 

El ejército todopoderoso alemán fue derrotado en Stalingrado, hoy Volvogrado, la gran ciudad rusa que se extiende a lo largo del río Volga. Fue derrotado y en gran medida aniquilado por el ejército soviético tras ochenta días de combate de casa en casa, en defensa de la ciudad, culminando por una magistral operación de pinza lanzada por el norte y el sur de la ciudad quedando atrapado en ella en su totalidad el VI ejército alemán, cerca de 350.000 hombres, la punta de lanza de las unidades Panzer alemanas que habían invadido prácticamente toda Europa y gran parte del territorio ruso.

A partir de entonces, lo que quedaba de los ejércitos alemanes no hicieron más que retirarse. Alemania había perdido la guerra. La batalla de Stalingrado terminó el 31 de enero de 1943 con la rendición del General Van Paulus y su Estado Mayor. El desembarco de las tropas norteamericanas y aliadas fue el 6 de junio del año 1944, o sea 18 meses después.

*"La Batalla del Ebro no se habría perdido con una aviación y una artillería como las del enemigo", entrevista con Félix Población, "Publico".
 

                                         DdA, XI/2.722                                     

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