Félix Población
No le vamos a sacar más punta de la que asoma al condenable asesinato de la presidenta del Partido Popular ayer en León, presidenta a su vez de la Diputación de esa provincia. Las informaciones son hasta ahora insuficientes como para ir más allá de lo que se da por móvil del crimen: venganza personal. Hay que suponer muy agudo el grado de esa venganza cuando madre e hija, juntas, ejecutan tamaña barbaridad. También hay que considerar que haya sido una militante del mismo partido que Isabel Carrasco, aspirante asimismo a puestos políticos de responsabilidad en el Ayuntamiento de Astorga y trabajadora despedida de la Diputación días antes, la autora o coautora del crimen.
Dicho esto, una de las más señaladas periodistas o propagandistas de la caverna mediática, Isabel San Sebastián, impulsada acaso por la sarta de comentarios improcedentes vertidos ayer a través de las redes sociales en contra de la política asesinada, anota en Twitter su propio desbarre, comparando el asesinato de Carrasco con los que ella llama escraches personales, esa manifestaciones públicas en torno a nuestros gobernantes en las que se les critica mediante el uso de la voz o la pancarta. Algunos políticos de antaño dijeron de ese tipo de críticas que estaban incluidas en el sueldo y había que asumirlas, algo que a San Sebastián debe de parecerle equivalente a la criminal acción cometida contra Isabel Carrasco, sobre todo porque quienes ahora las soportan pertenecen al Partido Popular.
Ayer, un ciudadano sexagenario interrumpió un mitin del PP en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) al grito de "culpables", justo cuando entraban en el recinto el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos; la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y el candidato del PP catalán a las elecciones europeas, Santi Fisas. No me parece que tal expresión sea similar a los tres tiros recibidos por la presidente del Partido Popular en León, pero ese ciudadano fue desalojado del lugar en volandas por miembros de seguridad de la citada comitiva, con la boca ensangrentada por el puñetazo que al parecer había recibido en el rostro, como si acabara de ejecutar un crimen.
Hace unos días leíamos la entrevista publicada en La Marea en la que el filósofo Emilio Lledó nos decía que la ignorancia cultivada genera violencia. Yo pienso que, en el proceso hasta llegar a la violencia, hay una fase fundamental que no hacía explícita mi admirado Lledó, acaso por darla por supuesta: que la ignorancia es el imperio donde mejor cuaja la mentira, algo que el gobierno vigente está prodigando en exceso. Es la mentira, sobre todo, lo que está sometiendo a una mayoría de la población a un grado de enojo cotidiano muy serio -yo diría que temerario-, frente al que no se pueden tomar medidas tan deplorables e inadmisibles como agredir a un ciudadano sexagenario por expresarlo.
El partido al que defiende San Sebastián dejó constancia ayer de que la violencia no partió del escrache que se llevaba a cabo donde tuvo lugar el mitin del PP y que verificó la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), sino de quienes no admiten, desde sus puestos en el Gobierno, que los ciudadanos les critiquen públicamente como responsables de las adversas circunstancias que soporta una mayoría de la población: una verdad irrebatible para millones de españoles, San Sebastián, que propagandistas como usted pretende criminalizar con twitteos como el que acaba de perpetrar.
Puntos de Página
No le vamos a sacar más punta de la que asoma al condenable asesinato de la presidenta del Partido Popular ayer en León, presidenta a su vez de la Diputación de esa provincia. Las informaciones son hasta ahora insuficientes como para ir más allá de lo que se da por móvil del crimen: venganza personal. Hay que suponer muy agudo el grado de esa venganza cuando madre e hija, juntas, ejecutan tamaña barbaridad. También hay que considerar que haya sido una militante del mismo partido que Isabel Carrasco, aspirante asimismo a puestos políticos de responsabilidad en el Ayuntamiento de Astorga y trabajadora despedida de la Diputación días antes, la autora o coautora del crimen.
Dicho esto, una de las más señaladas periodistas o propagandistas de la caverna mediática, Isabel San Sebastián, impulsada acaso por la sarta de comentarios improcedentes vertidos ayer a través de las redes sociales en contra de la política asesinada, anota en Twitter su propio desbarre, comparando el asesinato de Carrasco con los que ella llama escraches personales, esa manifestaciones públicas en torno a nuestros gobernantes en las que se les critica mediante el uso de la voz o la pancarta. Algunos políticos de antaño dijeron de ese tipo de críticas que estaban incluidas en el sueldo y había que asumirlas, algo que a San Sebastián debe de parecerle equivalente a la criminal acción cometida contra Isabel Carrasco, sobre todo porque quienes ahora las soportan pertenecen al Partido Popular.
Ayer, un ciudadano sexagenario interrumpió un mitin del PP en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) al grito de "culpables", justo cuando entraban en el recinto el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos; la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y el candidato del PP catalán a las elecciones europeas, Santi Fisas. No me parece que tal expresión sea similar a los tres tiros recibidos por la presidente del Partido Popular en León, pero ese ciudadano fue desalojado del lugar en volandas por miembros de seguridad de la citada comitiva, con la boca ensangrentada por el puñetazo que al parecer había recibido en el rostro, como si acabara de ejecutar un crimen.
Hace unos días leíamos la entrevista publicada en La Marea en la que el filósofo Emilio Lledó nos decía que la ignorancia cultivada genera violencia. Yo pienso que, en el proceso hasta llegar a la violencia, hay una fase fundamental que no hacía explícita mi admirado Lledó, acaso por darla por supuesta: que la ignorancia es el imperio donde mejor cuaja la mentira, algo que el gobierno vigente está prodigando en exceso. Es la mentira, sobre todo, lo que está sometiendo a una mayoría de la población a un grado de enojo cotidiano muy serio -yo diría que temerario-, frente al que no se pueden tomar medidas tan deplorables e inadmisibles como agredir a un ciudadano sexagenario por expresarlo.
El partido al que defiende San Sebastián dejó constancia ayer de que la violencia no partió del escrache que se llevaba a cabo donde tuvo lugar el mitin del PP y que verificó la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), sino de quienes no admiten, desde sus puestos en el Gobierno, que los ciudadanos les critiquen públicamente como responsables de las adversas circunstancias que soporta una mayoría de la población: una verdad irrebatible para millones de españoles, San Sebastián, que propagandistas como usted pretende criminalizar con twitteos como el que acaba de perpetrar.
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DdA, X/2.699
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