lunes, 5 de mayo de 2014

ÁLBUM DE UNA FAMILIA JUDÍA ASESINADA EN POLONIA

Cesia, en el centro de la imagen

Postal enviada por Cesia con el sello del ghetto
Cárcel de Paviack

Else, Irka y Benjamin Hoenigsfeld
 Mirka Salomon 
Félix Población

No sé si Cristina Calandre Hoenigsfeld conserva el viejo violín de su abuela, pero lo que sí guarda con celo en su casa de Las Matas son papeles e imágenes del archivo familiar, un archivo que ha querido rastrear para mostrar al menos una parte de la historia de su familia materna polaca y elaborar así un pequeño álbum que ilustre su memoria, unida a la de todas las víctimas de la crudelísima represión nazi en aquel país, significada sobre todo por la gran masacre del ghetto de Varsovia. 

Empezó a interesarse por ese material, sobre el que trata de documentarse más a fondo, a partir del fallecimiento de su madre, Ruth Hoenigsfeld, hace algo más de dos lustros, no porque no le haya atraído antes lo que Ruth pretendió escribir en vida en sus últimos años y que bien merecería un libro, sino porque Cristina dedicó previamente su atención a investigar en la rama paterna, personificada en la figura de su abuelo, el eminente doctor Luis Calandre Ibáñez. 
 
Luis Calandre, discípulo de Ramón y Cajal, perteneció a la prestigiosa Institución Libre de Enseñanza, en la cual, aparte de ofrecer sus servicios como médico, dirigió el Laboratorio de Anatomía Microscópica. Durante la Guerra Civil, en febrero de 1937, fue nombrado por el gobierno republicano director del Hospital de Guerra de Carabineros, ubicado en los pabellones de la Residencia de Estudiantes de Madrid. 

Pero si la historia del doctor Calandre Ibáñez está marcada por su vinculación con la segunda República y las represalias que eso le reportó en su vida personal y profesional durante los primeros años de la dictadura franquista, sobre todo, la de la familia materna de Cristina Calandre es un testimonio auténticamente desolador del exterminio ejercido por el régimen hitleriano contra la población judía en Polonia, representada en este caso en una sola familia.


La primera protagonista de esa tragedia es Cesia Oberztern, tía abuela de Cristina Calandre Hoenigsfeld y también médica. Natural de Lublin, era la hermana mayor de su abuela, que fue hasta que se casó una reputada violinista. Cesia, según los recuerdos familiares, era una mujer elegante, muy independiente, que tenía su propio vehículo, tal como se observa en la fotografía (ella aparece en el centro). Se especializó en odontología y ejerció su profesión en Lublin. Casada con el capitán Samuel Stanislaw, que fue asesinado por los soviéticos en el bosque de Katyn junto a otros 10.000 oficiales polacos, no tuvo hijos. Según las tarjetas postales de tía Cesia, conservadas por Cristina Calandre y enviadas desde el ghetto de Varsovia, trabajaba como doctora en uno de los hospitales de tan infame emplazamiento, donde se destacó por llevar a cabo una gran labor humanitaria y profesional. Trasladada al campo de exterminio de Sobibor, perdió la vida en marzo de 1942, un año antes de que se clausurara el recinto donde fueron asesinados en torno a 250.000 judíos.  

Cristina Calandre conserva en su archivo familiar cuatro postales de Cesia, enviadas desde la Polonia ocupada por los nazis a la España franquista, en cuya capital vivían los abuelos de Cristina. “En una de ellas le pide a mi abuela Rosa, su hermana, que la ayude a irse con ella. Fechada en febrero de 1940, no sabía que desde mayo de 1939 ya se había promulgado una normativa antisemita en España, concretamente la del paso de fronteras y la de depuración de médicos, en la que participa activamente el ministro Ramón Serrano Suñer, cuñado del dictador Francisco Franco".

A Luba Goldzmidt,  bisabuela por parte de abuelo materno, la madre de Cristina la describe como una mujer de una gran belleza y de natural muy afable. Fue expulsada de su casa en Pulawy por los nazis en septiembre de 1939, recién comenzada la II Guerra Mundial. Estuvo un tiempo escondida con su hija Dina en Chodel, donde debido a los disgustos falleció en 1941.

Regina Hoenigsfeld era hermana del abuelo Esteban (Stef). Estudió medicina en Ginebra, ejerciendo con gran éxito su profesión en Pulawy. Se casó con el también doctor judío Salomón Dawidson y tuvieron una hija, Mirka. En plena “Solución final” envió una tarjeta postal a su hermano en Madrid, fechada en el ghetto el 19 de enero de 1943. Regina cambia su nombre por el de Janina Bleistein, pues así la obligaron los nazis, que también la obligaron a escribir en alemán. Perdió la vida junto a su hija de 14 años en la horrenda cárcel Pawiak, en Varsovia, donde fueron ejecutadas.

El doctor Benjamin Hoenigsfeld era hermano de mi abuelo -me cuenta Cristina-, estudió medicina en Berlín donde conoció a Elsa Brotman, alemana judía con la que se casó y tuvo a su única hija, Irka. Fue un médico muy considerado en su pueblo, Pulawy, pues defendió los derechos de los obreros y campesinos, luchando por las cooperativas médicas y la causa campesina. El lema profesional de Hoenigsfeld era muy revolucionario en su época: “La risa es buena para la salud “. Los demás médicos del pueblo le consideraban un psicoterapeuta loco, al mismo tiempo que le envidiaban por su popularidad. Incluso le ponían obstáculos intentando desautorizarle como médico, acusándole de curandero. Sin embargo era un doctor bueno y sabio”. 

En el año 1934, Benjamin Hoenigsfeld estuvo probando suerte profesional en Palestina, pero no se adaptó a su nuevo destino y regresó a Polonia, trabajando un tiempo como médico en Silesia, para finalmente encontrar su aciago destino y ser assinado por los nazis, junto a su mujer Elsa y la hija de ambos, Irka, que solo contaba 16 años. El último domicilio conocido de Irka fue el Gueto de Tomaszow Lubelsky, según se hacía constar en la postal que mandó su madre a la familia de Cristina Calandre en Madrid.

Hershel Adler, casado con una hermana de la bisabuela Luba, tenía dos hijas, Lisia y Ruthka, que también fueron asesinadas. Fue profesor y director de la escuela judía de Pulawy. Pertenecia al club judío del pueblo, en donde se impartían conferencias y se jugaba al bridge. Durante esas conferencias se debatía acerca del panteísmo judeocristiano y asiático, historia y literatura hebrea, las colonizaciones judías en Palestina, temas relativos al nazismo y muchos otros.  Fue una de las primeras víctimas de la barbarie hitleriana, asesinado en plena calle, debido a la tremenda paliza que recibió cuando los alemanes entraron en Pulawy en septiembre de 1939.

Como la de los Hoenigsfeld, millones de familiass vieron rotos para siempre sus vínculos por aquel vesánico tsunami de barbarie que azotó a la vieja Europa en nombre de un ideario fascista y racista  que jamás debería volver a reproducirse en los anales de la Historia, si es que la Humanidad hace honor al calificativo que debería honrarla. "La población judía de Odessa se prepara para una evacuación de urgencia", leo hoy en un diario. 


DdA, X/2.693

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