Félix Población
Gracias al grupo municipal de Izquierda Unida, que interpuso la
correspondiente demanda para que en la ciudad de Valladolid se aplicase
la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Parlamento de la nación en
los últimos días de 2007, el Ayuntamiento de aquella capital ha cumplido
con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia para que esa ley sea
aplicada con el cambio de denominación de las doce calles que llevaban
nombres implicados en la dictadura franquista, incluido el Puente de
García Morato, que pasará a llamarse Puente de Adolfo Suárez.
A Javier
León de la Riva le ha parecido oportuno, no obstante, justificar en una
carta dirigida a todos los vecinos de la ciudad del Pisuerga sin
excepción que esa aplicación de la legalidad vigente no obedece a “una
decisión adoptada voluntariamente por mi equipo de Gobierno Municipal”,
sino a la demanda planteada por Izquierda Unida. Considera León de la
Riva, al tiempo que pide disculpas a todos los ciudadanos por las
contrariedades ocasionadas (derivadas de los cambios que esto ocasiona
en todo tipo de trámites burocráticos), que “no hay mayor muestra de la
superación de la Guerra Civil que la instauración de la Democracia y la
aprobación de la Constitución española de 1978, que se logró tras la
Transición".
Como se recordará, fue el alcalde de Valladolid quien
manifestó hace casi tres años que "la memoria histórica fue una nefasta
invención de Zapatero", despreciando con tal declaración la más cruenta y
denunciable realidad que esa memoria guarda enterrada en miles de fosas
y cunetas esparcidas por España como resultado de la represión
franquista. Esto sí es lo nefasto en una democracia. También, que un
alcalde cumpla la ley y tenga que justificarse por ello, pues
voluntariamente no lo habría hecho.
Forman parte asimismo de esa memoria histórica, que León de la Riva cree inventada, tanto
los 300.000 descendientes de exiliados que han obtenido recientemente la nacionalidad
española gracias a esa ley, como buena parte de la población de la España vencida que durante decenios hubo de soportar en silencio y con penalidades varias la España de la victoria a base de ejecuciones, cárceles, vejaciones y destierros. Esta era la España constitucional y democrática, merecedora tanto de la reivindicación de su memoria en la España de hoy como de verdad, justicia y reparación.
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DdA, XI/2.705
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