lunes, 19 de mayo de 2014

AL ALCALDE DE VALLADOLID LE CUESTA SER LEGAL

Félix Población

Gracias al grupo municipal de Izquierda Unida, que interpuso la correspondiente demanda para que en la ciudad de Valladolid se aplicase la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Parlamento de la nación en los últimos días de 2007, el Ayuntamiento de aquella capital ha cumplido con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia para que esa ley sea aplicada con el cambio de denominación de las doce calles que llevaban nombres implicados en la dictadura franquista, incluido el Puente de García Morato, que pasará a llamarse Puente de Adolfo Suárez. 

A Javier León de la Riva le ha parecido oportuno, no obstante, justificar en una carta dirigida a todos los vecinos de la ciudad del Pisuerga sin excepción que esa aplicación de la legalidad vigente no obedece a “una decisión adoptada voluntariamente por mi equipo de Gobierno Municipal”, sino a la demanda planteada por Izquierda Unida. Considera León de la Riva, al tiempo que pide disculpas a todos los ciudadanos por las contrariedades ocasionadas (derivadas de los cambios que esto ocasiona en todo tipo de trámites burocráticos), que “no hay mayor muestra de la superación de la Guerra Civil que la instauración de la Democracia y la aprobación de la Constitución española de 1978, que se logró tras la Transición". 

Como se recordará, fue el alcalde de Valladolid quien manifestó hace casi tres años que "la memoria histórica fue una nefasta invención de Zapatero", despreciando con tal declaración la más cruenta y denunciable realidad que esa memoria guarda enterrada en miles de fosas y cunetas esparcidas por España como resultado de la represión franquista. Esto sí es lo nefasto en una democracia. También, que un alcalde cumpla la ley y tenga que justificarse por ello, pues voluntariamente no lo habría hecho. 

Forman parte asimismo de esa memoria histórica, que León de la Riva cree inventada, tanto los 300.000 descendientes de exiliados que han obtenido recientemente la nacionalidad española gracias a esa ley, como buena parte de la población de la España vencida que durante decenios hubo de soportar en silencio y con penalidades varias la España de la victoria a base de ejecuciones, cárceles, vejaciones y destierros. Esta era la España constitucional y democrática, merecedora tanto de la reivindicación de su memoria en la España de hoy como de verdad, justicia y reparación.

Puntos de Página

DdA, XI/2.705

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