Procuro
evitar ver los saraos televisivos en los que individuos como Malhuenda o
Alfonso Rojo dan rienda suelta a su naturaleza fanfarrona y facha
arremetiendo contra su contrincante dialéctico con toda suerte de
descalificaciones. No se puede extraer nada bueno de un debate en el que
una parte de los interlocutores solo buscan la bronca y no escatiman en
insultos u ofensas gratuitas para corroborar sus delirantes argumentos.
La Sexta Noche va por esta línea. La de un Sálvame De Luxe en
el que no puede faltar su propio "eje del mal". En vez de Matamoros o
Kiko Hernández, los camorristas de esta tertulia se llaman Paco
Malhuenda y Alfonso Rojo. La diferencia está en que los invitados
vapuleados en Sálvame forman parte de una coral diseñada para
crear un espectáculo (aunque de dudoso gusto) televisivo.
Sin embargo,
Ada Colau asistió a la Sexta Noche con el mismo afán que le ha
empujado desde el principio: ser la portavoz de los sin voz. Pelear
digna y pacíficamente para que se repare una injusticia que ha llevado a
miles de personas a perder sus hogares, y hasta la propia vida,
mientras se rescataba a los culpables de la crisis. Unos argumentos
demoledores, demasiado elevados para ser rebatidos por contertulios
mediocres, y aún más mediocres periodistas, con un discurso civilizado.
Ante la imposibilidad intelectual manifiesta, los hooligans mediáticos
se ponen a hacer lo suyo: Cocear y escupir estiércol. No se conformaron
con acusar a Ada de demagoga y pro-etarra. En el cenit de la sinrazón,
Rojo la criminalizó por estar gorda: "Usted está tan gordita para el hambre que se pasa". No
tengo duda alguna de dónde almacena la grasa este pollo. La tiene toda
en el cerebro, constriñendo el riego sanguíneo y asfixiando la poca
vergüenza residual que le quedaba.
Si
quienes dirigen este tipo de debates están decididos a hacer circo por
cuestiones lucrativas deberíamos reflexionar sobre el tema. ¿Es el tipo
de debate que nos interesa? Yo
no disfruté nada viendo como las fieras intentaban devorar a Ada Colau.
No lo consiguieron ni de coña. Y no porque esté gordita sino porque
tiene mucha enjundia. Tanto valor y honestidad que podrían envenenar
ipso facto el metabolismo canijo y cicatero de estos bichos. No están
acostumbrados, pobrecicos. Pero
me parece muy bajuno que los invitados se vean sometidos a insultos y
calumnias de todo tipo por unos presuntos profesionales que actúan como
matones de un patio de colegio. ¿Todo por la audiencia? Que tenga ojo La
Sexta si ha elegido este modelo. Sería una pena que por un poco de
parné, vendieran su alma al diablo. Entonces sí que la habrán liado
gorda. Bien gorda.
DdA, X/2.668
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