Félix Población
En este país nuestro, tan dado al esperpento, no cejamos en nutrirlo con insultantes paradojas. Nunca como en este décimo aniversario de los atentados del 11-M se había vuelto a refrescar con tanta incidencia la aciaga memoria de aquella fecha. Eso ha servido para redescubrir -pues el olvido crece con los años con devoradora inercia- la miserable actitud de determinados medios de comunicación y el no menos miserable coro de políticos del Partido Popular que jaleó sus falacias conspiranoicas. Algunos de estos indigentes de conciencia siguen en activo, con el propio Mariano Rajoy a la cabeza del vigente gobierno.
Pues bien, en medio de esa recreación de la mala baba mediática que fomentó aquella mendaz teoría, nos enteramos de que Pedro J. Ramírez, director de uno de los periódicos que más colaboró en su difusión, ha sido nombrado presidente de la revista La Aventura de la Historia, con el objetivo de potenciar ese proyecto editorial, incrementar su presencia en la sociedad española y atender a la creciente demanda de contenidos informativos relacionados con la Historia.
Estas últimas líneas pertenecen a la nota de redacción sin firma publicada en el diario que Ramírez dirigió hasta hace unas semanas y durante 25 años, con el episodio del 11-M como mayor mácula en su currículum, sin que hasta ahora se haya disculpado por tal proceder. En la nota se hace referencia a los libros de carácter histórico escritos por el exdirector del periódico El Mundo, que durante su permanencia al frente del mismo -subraya el anónimo redactor- "ha demostrado una especial sensibilidad por la perspectiva histórica de la interpretación de la realidad".
Ramírez, por su parte, ha dicho que pocos encargos podrían atraerle tanto en esa nueva etapa: "Sólo el conocimiento de la verdad vacunará a los españoles frente a las falsificaciones interesadas de la Historia -afirmó- . Me gustaría contribuir a que el estudio y la divulgación de la Historia ocupen el lugar que merecen en España,
a que se conozca mejor la gran labor que hace la Academia de la
Historia y a que todos nuestros historiadores encuentren en nuestra
revista una plataforma para sus libros y trabajos de investigación. También me gustaría poder difundir en América Latina
nuestra vivencia histórica común, que tantas potencialidades genera".
Desconozco si Pedro J. encomia la labor de la Academia de la Historia por la última edición de su Diccionario Biográfico, uno de los fracasos más sonados de la historiografía y donde se recupera la terminología propia de la dictadura franquista para glosar episodios y personalidades relacionadas con la segunda República y la Guerra Civil. Lo que sí está demostrado, y además con el eficiente grado de análisis retrospectivo que ha permitido este reciente décimo aniversario, es que el periódico de Ramírez no será considerado por los historiadores como una herramienta de estudio fiable de los atentados del 11 de marzo de 2004, ni siquiera por posibles historiadores revisionistas como las que han suscrito determinadas páginas del aludido diccionario, sufragado por todos los contribuyentes.
Más que presidente de una publicación llamada La Aventura de la Historia, a Pedro J. le correspondería ser presidente de otra que se llamara La Historia como Aventura. Lo malo es que una de sus aventuras la escribió en un periódico mientras cientos de familiares lloraban a sus muertos.
Puntos de Página
DdA, X/2.645
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