martes, 4 de marzo de 2014

BLESA ZARANDEADO Y LA JUSTICIA DESAHUCIADA

Félix Población

Ayer volvió a declarar Miguel Blesa de la Parra, expresidente de Caja Madrid, en la Audiencia Nacional. Por eso, otra vez, como ocurriera el pasado 24 de enero, un centenar de preferentistas -esto es, ciudadanos estafados por la citada institución financiera- se congregaron en la calle a esperar la llegada del declarante, prevista para las tres de la tarde.

Blesa de la Parra llegó cuarenta minutos antes, pero los preferentistas estaban allí desde la una, así que pudo escuchar reiteradamente sus gritos: "Contra el fraude de las preferentes", "Blesa, ladrón, a la cárcel", "Bankia robando y el Gobierno apoyando", "Blesa, cabrón, vuelve a la prisión" o "Bankia es la cueva del PP". Los gritos esta vez sonaron más lejos, porque un total de seis dotaciones de la Unidad de Intervención Policial impidieron la proximidad de los ciudadanos estafados a quien consideran responsable máximo de la pérdida de sus ahorros, producto en muchos casos de toda una vida de trabajo, habida cuenta la edad de las víctimas.

Había allí personas septuagenarias y hasta octogenarias, pero la autoridad competente entendió que algunos policías debían acudir, como acudieron, pertrechados de escudos ante la posibilidad de una contienda con algún aguerrido comando terrorista o un grupo de peligrosos asntisistema. No hubo, por lo tanto, posibilidad de que a Blesa de la Parra lo zarandearan como en la ocasión precedente, ante los Juzgados de Plaza de Castilla. A lo más que llegaron los preferentistas fue a gritarle su rabia, como muestra la foto, sin que el increpado parezca evidenciar ninguna inquietud.  

El Pleno del Consejo General del Poder Judicial acordó sancionar con 4 meses y 7 días de suspensión y multa de 600 euros  al juez de instrucción número 9 de Madrid, Elpidio José Silva Pacheco, instructor del llamado Caso Blesa y autor de un libro de reciente publicación (La justicia desahuciada). Posteriormente, el Tribunal Supremo rechazó la solicitud planteada por el juez para que se levantase provisionalmente esa sanción, impuesta en el mes de julio. 

Quizá la indiferencia de Blesa de la Parra ante la indignación de los estafados provenga del poder que hizo posible que saliera de la cárcel, adonde lo condujo el juez Silva. Quizá la rabia de los estafados provenga, en buena parte, de la falta de confianza en la justicia que castigó al juez y sacó de la cárcel a Blesa. Esa justicia desahuciada de la que habla Silva Pacheco. Si eso falla, no es de extrañar que a la policía la pertrechen de escudos ante unos ciudadanos a los que se les ha robado toda una vida de trabajo.

DdA, X/2.639

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