Leí hace poco una información
según la cual el porcentaje de alumnos de bachillerato que estudian la
asignatura de Religión en Asturias ha pasado del 39 por ciento en 2006 al 14
por ciento en el año en curso. Un tercio del total de los estudiantes de
Secundaria está matriculado en esa materia y el 68 por ciento del alumnado de
educación infantil y primaria (con la primera comunión como incentivo social)
recibe actualmente clases de Religión, muy por debajo del 81 por ciento
registrado en 2006.
No sé qué lectura
hará de esos datos el Arzobispado de Oviedo. Puede que mientras el Estado
contribuya al sostenimiento de la iglesia católica, como si esa institución
continuara prestando palio y preces al extinto dictador - responsable de esos
privilegios desde que fue declarado caudillo
por la gracia de Dios-, la jerarquía eclesiástica soporte esa cruz, aun siendo
consciente de que sin savia renovada el futuro de cualquier credo es más que
problemático.
Siguiendo lo que
ya es costumbre en otras catedrales españolas -no todas-, la de San Salvador de
Oviedo ya no será de visita libre y gratuita para quienes pretendan acceder a
sus naves. Quien lo haga no pagará como hasta ahora por visitar el museo y la
magnífica Cámara Santa donde se encuentran las impresionantes Cruces de la
Victoria y de los Ángeles, sino por acceder al propio recinto catedralicio y
contemplarlo en su conjunto. El precio de la entrada será de siete euros, casi
la mitad de lo que cuesta el Museo del Prado y por encima del estipulado en otras
catedrales como la de León, Pamplona o Salamanca. Con relación a esta última, hasta
el propio alcalde de la ciudad (PP) censuró en su día que el cabildo
catedralicio adoptara la medida de cobrar 4,75 euros sin consultar al
Ayuntamiento, pues el consistorio se considera socio en la gestión de recursos
del edificio, al menos en lo que se refiere a invertir más de 1,3 millones de
euros de todos los salmantinos en la reciente restauración de la Torre de las
Campanas.
Las encuestas
verificadas sobre el pago en las catedrales aportan opiniones para todos los
gustos. Hay quien comprende la medida en estos tiempos de crisis y malandanza, pero
son más los que la critican, sobre todo si se tiene en cuenta que reportará a
la Iglesia algunas rentas más de las que ya recibe del Estado: 13,2 millones de
euros al mes durante el año 2014 (158,4 millones de euros al año) como anticipo
del dinero que previsiblemente le entregarán los contribuyentes que marquen la
casilla de la Iglesia del IRPF por la que otorgan el 0,7% a la institución, según
los datos recogidos en los Presupuestos Generales del Estado para el 2014.
Según un informe
de Europa Laica, la iglesia católica ingresa por diversos conceptos algo más de
10.000 millones de euros al año de las arcas públicas, lo que representa una media
de 200 euros por habitante, sea o no creyente, cantidad que se extrae de los
presupuestos de las distintas administraciones. A ello hay que añadir los
gastos extras que con motivo de grandes eventos como las visitas papales -a las
que los pontífices son tan inclinados- también inciden en el bolsillo de los
españoles, sean o no creyentes.
Ahora los
españoles y los turistas que visiten nuestro país tendrán que abonar su entrada
cada vez que entren en algunas de nuestras catedrales. Desconozco si la medida
reza para quienes consideren la casa del Señor como un recinto de oración, tal
como enseñó el maestro de Galilea cuando condenó a quienes hacían del templo de
Jerusalén casa de contratación ¿No está escrito: Mi
Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?, cuenta Marcos. Me gustaría saber qué tipo
de comprobación se empleará en las taquillas de los pórticos para distinguir al
creyente necesitado de plegaria –al que se le debería excusar de ticket por
razón de fe-, del agnóstico o el ateo que lo precise como mero admirador de las
obras de arte religioso.
Sea como fuere, las catedrales de pago contribuirán sin duda a mejorar los cepillos eclesiales, gracias una vez más al bolsillo del ciudadano, pero posiblemente no mejoren las adversas perspectivas que se le presentan a la religión católica en las aulas y en los seminarios. Más bien al contrario.
*Artículo publicado hoy también en Astures.info
DdA, X/2.621
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