Toni Martínez
Donde dijo digo, digo Diego. O lo que es lo mismo, esto yo
nunca lo dije. O en pleno siglo XXI, esto nunca lo tuiteé. Destapar
estos comportamientos es el objetivo de una nueva herramienta que ha
anunciado la Fundación Ciudadana Civio y que dejará en evidencia a los políticos que quieran borrar de su pasado tuitero frases desafortunadas.
A través de DigoDiego.es
se recogerán cronológicamente los tuits que los diputados españoles han
compartido en Twitter y después borrado. “Si la mayoría de las
meteduras de pata que cometen los políticos quedan para la posteridad en
Youtube, son repetidas en programas de radio y televisión o difundidas
viralmente mediante el célebre “pásalo”, ¿debería ser de otro modo con
sus desatinos en las redes sociales?”, se preguntan los responsables de
este iniciativa. Para poder conocer de qué comentarios se arrepienten
llevan a cabo este experimento, practicado ya con éxito en otros países.
De hecho, esta herramienta es una adaptación de la web Politwoops -deleted tweets for politicians- de la Sunlight Foundation en EEUU, que a su vez se basa en la web holandesa Politwoops.nl (con versiones para más de 20 países). La revista TIME seleccionó la versión norteamericana entre las 50 Mejores Webs de 2012. “Aunque la mayoría de los tweets sean mundanos, aun así resultan extrañamente fascinantes”, señalaba entonces el editor.
Algunos ejemplos de DigoDiego
La iniciativa se presenta del siguiente modo: ¿Por qué Alfredo Pérez Rubalcaba publica y a continuación elimina un tweet
con una foto donde se le ve conversando relajadamente con Durán i
Lleida sobre la situación de Cataluña? ¿Qué lleva una diputada a
compartir en la red y después borrar
que ha estado degustando la cocina de Martín Berasategui? Todos
cometemos errores a veces y compartimos lo que no queremos, pero ahora
los políticos no pueden esconderse”.
Toda una declaración de principios, y es que más de un político debe
temblar ante la fiscalización de sus cuentas. Según explican desde
Civio, la web reflejará casos como el de la socialista Delia Blanco, “que sistemáticamente hace limpieza semanal de sus tuits
más expresivos, borrando muchos de ellos cada dos o tres días. Otros,
como González Pons son propensos a compartir reflexiones personales de
carácter evocador (ya sobre el paso del tiempo, ya sobre el día y la noche) que después eliminan. No siempre quedan claros los motivos para borrar un tweet, como ocurre con éste de Mariano Rajoy durante un desayuno informativo con Alberto Fabra”.
Y continúan: “Eduardo Madina (PSOE) suprimía éste sobre las concertinas de Melilla, poco después de circular en la red una fotografía
de Griñán visitando la fábrica que manufactura dichas cuchillas.
También es frecuente que, como cualquier otro usuario, un político se
haga eco de un bulo informativo y quiera dar marcha atrás”.
La forma de actuar de DigoDiego.es es sencilla, pero muy efectiva.
Twitter almacena todos los tuits de los usuarios y permite a cualquier
programador acceder a ellos. Cuando alguien monitorizado con esta
utilidad elimina un tuit, el sistema envía una notificación. Si el
equipo de Civio aprecia que el tuit ha sido eliminado, no ya por una
corrección ortográfica sino que se trata de una afirmación, fotografía o
enlace del que, por ejemplo, un político o su equipo de comunicación en
redes sociales se arrepiente por razones de su propia imagen, será
publicado. Eso sí, resaltan desde Civio, “siempre que no vulnere los
propios términos de uso y privacidad que establece Twitter, que han sido
aceptados por el propio usuario”.
Con esta herramienta, la Fundación Civio continúa con su dedicación a
promover la transparencia y la rendición de cuentas por parte de
aquellos que nos gobiernan con iniciativas como Tuderechoasaber.es, El Indultómetro, Quién Manda o Dónde van mis impuestos.
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DdA, X/2.572
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