Ana Cuevas
No
parece de muy buenos cristianos desalojar un banco de alimentos en
plena Navidad. Menos cuando el objetivo es especular inmobiliariamente
con el edificio en el que se encuentra. Sin embargo esta tentativa se
llevó a cabo en la comunidad de Madrid, con el beneplácito de Ignacio González y la intervención de una concejala enredada en el "Tamayazo". A
una se le va la cabeza con la estomacante hipocresía de esta peña. ¿Es
que andan escasos de presupuesto para los catering de los actos
oficiales?
Debe ser así. Por eso en el ayuntamiento del PP de San Lucar
de Barrameda se sirvió un desayuno navideño con alimentos de la
beneficencia. Olvidaron quitar de las cajas de zumos la etiqueta
delatora de su procedencia. Son así de zafios. O de chulos. Ya ni se
molestan en esconder las garras de alimaña bajo el pellejo de beatíficos
corderos. No les hace falta. Compatibilizan un alma más negra que el
tizón con la comunión diaria. Al fin y al cabo la iglesia católica
española siempre militó en su bando. Mantienen un sucio y tradicional
concubinato. Su último revolcón nos ha costado a las mujeres la pérdida
de nuestro control reproductivo.
Me
los imagino metidos en el lecho, a Rouco y a Rajoy, perpetrando
guarradas contra la libertad de la gente. Poniéndose cachondos con las
desigualdades sociales, con los dobles raseros, con los inmorales
moralistas de mantilla y peineta, con los ultracatólicos ladrones que
abundan en la derecha nostálgica y pre-conciliar. ¿Gozas Toñín, corazón mío?- susurra Mariano a Rouco. -Aún puedes hacerlo mejor- contesta el arzobispo.-La ley del aborto, como preliminar, no está mal. Pero si me quieres poner como una moto, vamos a darles caña a los homosexuales.
Rouco
había preparado un millón de hostias para repartir este domingo. Me
entró la risa floja. ¿Un millón? ¡Pero si ya llevamos toneladas
repartidas! Una somanta de hostias que llueve sobre la ciudadanía con el
loable propósito de sacarnos de la crisis o de salvar nuestras almas. Está claro que alguien olvidó ponerle concertinas a los muros del infierno. Sino, díganme ustedes de dónde sale tanto engendro.
+@Esta contrarreforma oscura pretende matar la libertad de las mujeres, por María Vacas Sentís
DdA, X/2.582
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